El domingo 29 de diciembre a las 16.30 horas en al catedral basílica del Pilar en Zaragoza se celebró el acto de apertura diocesana del Jubileo 2025 con el lema «Peregrinos de Esperanza».
En primer, lugar tuvo lugar una procesión sacerdotal desde la sacristía hasta el altar de la Santa Capilla, precedida por varios infanticos del Pilar y una gran cruz de madera, que habitualmente se encuentra en la cripta del Pilar y que fue portada por miembros de la cofradía del Prendimiento.
Después de ese primer acto de inicio del Jubileo, con la figura de Cristo en la Cruz presidiendo el altar, comenzó de nuevo una peregrinación de toda la Iglesia diocesana presente (obispo, sacerdotes, vida consagrada y resto de fieles) que, en su camino hacia el altar mayor, rezaron a coro las letanías.
En el Altar mayor se celebró una solemne eucaristía amenizada, al igual que el acto de apertura, por la capilla de Música del Pilar bajo la dirección del maestro, Jose María Berdejo Marín.
Durante la homilía, el arzobispo señaló que este Jubileo nos invita a una conversión interior y a ser signo de esperanza . Asimismo, resaltó que tanto la cruz que presidió todo el acto de apertura como el niño en el pesebre que se encontraba en el altar mayor, nos ayudan a contemplar el misterio de Jesús, justo en Navidad, donde vemos a Jesús en un pesebre y a Jesús en la cruz. Estas imágenes nos sugieren que la centralidad es Cristo en el misterio de su encarnación y nacimiento y en el de su muerte y resurrección: «Cristo es el lugar donde anclamos nuestra esperanza».
Por último, don Carlos lanzó el siguiente desafío a los fieles: “Ahora que ya ha comenzado el Jubileo, ¿cuál va ser tu respuesta? ¿Vas a ser peregrino de la esperanza? ¿Quieres que Cristo transforme tu vida? ¿Qué vas a llevar en tu corazón cuando eches a andar? Piénsalo”.
Al concluir la eucaristía el Arzobispo entregó a los párrocos de los templos jubilares de nuestra diócesis (catedral basílica del Pilar, Parroquia Basílica de Santa Engracia, Capilla del Hospital San Juan de Dios, Basílica de los Sagrados corporales de Daroca y el Templo del Milagro de Nuestra Señora del Pilar de Calanda) una réplica de la cruz que portan los peregrinos cuando cruzan la puerta santa del San Pedro del Vaticano y que durante todo el jubileo presidirá los altares de estos templos.
