El domingo 4 de marzo en los salones de la Concatedral de Santa María del Romeral de Monzón se reunía un buen grupo de laicos, religiosas y sacerdotes con su obispo, Ángel Pérez, en medio de ellos. Era el grupo de Animadores de comunidades cristianas, que representa el cariño de la Madre Iglesia a las pequeñas parroquias, muy pequeñas comunidades que la Iglesia quiere atender. ¿Desde cuándo Jesús contaba el número de las gentes y lo pasaba a la oficina de estadística para dar una Palabra de Vida o crear la salud, las ganas de vivir o la conversión de una mala vida?
Ese cariño efectivo manifiesta la fidelidad del Señor por medio de su Iglesia. Es la continuidad en el anuncio del Evangelio. Si es un milagro crear una comunidad por la fuerza del Espíritu desde cero, ¿no os parece un milagro de los gordos el mantener la fe en una comunidad pequeña después de los avatares de mil o mil doscientos años?
Este encuentro responde a un programa de cuatro encuentros de formación y comunicación que se van desarrollar a lo largo de este año 2018 en la diócesis de Barbastro-Monzón.