Estamos dando visibilidad a las asociaciones de Apostolado Seglar dando un testimonio personal de nuestra vivencia. ¿Cómo fue mi decisión de elegir pertenecer a esta asociación de laicos llamada Adoración Nocturna o ANFE?
Fue una cosa que vino rodada y que fui conociendo poco a poco, desde hace muchos años. Es un lugar más, entre otros espacios, que he ido descubriendo al vivir desde la infancia en un ambiente cristiano y de Iglesia.
Al madurar buscaba algo que me ayudara a saber rezar y en ANFE encontré la respuesta a mi búsqueda; en distintas etapas y momentos de mi vida me di cuenta de que orar era para mí una necesidad vital. Habiendo encontrado al Señor, cambió mi vida hacia Él, conociéndolo cada día un poco más.
Estos ratos de oración en la noche resultan ser una fuente de energía y un manantial de alegría. Así Dios nos va transformando, al escuchar su Palabra y experimentar su Amor.
En la Adoración Nocturna se valora mucho la oración que está centrada en la Eucaristía delante del Santísimo Expuesto: se contempla, se alaba, se agradece, se intercede y se recibe una auténtica plenitud; se reza por toda la humanidad con la oración de la Iglesia.
Otra característica que he valorado mucho es que ya no se reza en soledad, sino que tiene mucha importancia el orar en comunidad; es una oración mucho más rica. Solo el hecho de que las personas seamos convocadas es una gracia, compartir con el grupo de adoradores, como grupo de vida, proporciona amistad y confianza, a la vez que se recibe mayor conocimiento de la fe y la vida y una formación permanente con temas de reflexión que, a su vez, son cauce para la oración personal.
Ahora, por ejemplo, estando viviendo en tiempo fuerte de Cuaresma-Pascua hemos reflexionado cómo aquellas mujeres miraban las escenas y veían la entrega sin límites de Jesús. Ellas están allí, junto a María, firmes junto a la cruz. Al estar en esta oración, en el silencio de la noche, ante el Santísimo, se le escucha y se entienden muchas cosas.
Volver a Galilea requiere pasar por la cruz y, sin miedos, mirar al Amor. En cada vigilia también aprendemos a pedirle al Señor que nos dé fuerza para permanecer, que nos haga entender qué quiere de cada una de nosotras y la capacidad para saber adorarle y poder servirle con alegría.
María Pilar
Adoración Nocturna