«Ven, Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu amor». Así es como nos enseñó a iniciar las reuniones de grupo mi querida Josefina. Mejor juntos que por libre.
Pertenecer a un grupo de la Acción Católica General ha supuesto para mí muchas cosas. En primer lugar, tomar conciencia de la tarea que tenemos los discípulos de Jesús si queremos ser fieles a su Palabra. Ha supuesto estar más cerca y disponible para mi parroquia y mi diócesis, pero sobre todo ha supuesto crecer en la fe, madurar como persona, tener formación… Enfrentarse a la vida en un grupo supone escuchar, discernir, hacerse preguntas y buscar respuestas. Pasar de ser alguien que pertenece a la Iglesia a sentirte Iglesia y, por tanto, a participar del proyecto y misión de mi Iglesia particular. La metodología de la asociación, ver, juzgar y actuar, me ha ayudado a ser consciente de la realidad que me rodea.
«El repitió: “¡La paz esté con vosotros! Como el Padre me envió a mí, así os envío yo a vosotros”» (Jn 20, 21). Este pasaje del Evangelio siempre me ha resultado un tanto inquietante. Jesús pone sobre la mesa una propuesta que, como discípulos suyos que somos, tenemos que responder libremente: ¿aceptar el encargo?, ¿asumir el reto?
Es en el grupo donde me siento interpelada a dar la respuesta. La revisión de vida me lleva a plantearme mi vida, el trabajo, mi familia, los amigos… ¿Qué puedo hacer como laica, como mujer, como esposa y madre, como militante de una asociación cristiana? ¿Tengo algo que aportar? ¿Cómo me envía Jesús a trabajar por el reino? El apóstol Pedro nos advierte: «Que cada uno ponga al servicio de los demás la gracia que ha recibido como buenos administradores de las diversas gracias de Dios».
Una vez aceptado el reto ha habido momentos muy gozosos, otros a los que he puesto reticencias a lo que se me pedía: «no tengo tiempo», «me falta preparación», «posible fracaso». Todas estas excusas llevadas a la oración y a mi equipo han tenido respuesta.
Gracias al Espíritu Santo, ¡que seríamos sin Él!, y a las personas que me han acompañado, animado y apoyado he podido asumir mi compromiso cristiano con mayor profundidad y alegría.
Carmen
Acción Católica General