Hoy, Viernes Santo, es un día para guardar silencio y estar de pie ante el crucifijo para ver, en palabras del papa Francisco, “que nuestro Señor no señala con el dedo ni siquiera frente a los que lo crucifican, sino que abre los brazos a todos, da su vida tomando sobre sí nuestros pecados”. Por ello, como no queremos romper el recogimiento de vuestros hogares, sino, más bien, contribuir a él, en este boletín nos limitamos a compartir tres propuestas que escapan de la oscuridad y conducen al brillo inconfundible de la Pascua.
En primer lugar, ofrecemos en audio y texto un viacrucis, elaborado con mimo por la diócesis de Barbastro-Monzón, que propone la oración de sus catorce estaciones con meditaciones adaptadas a las situaciones creadas por la pandemia que vivimos. La crisis del coronavirus ofrece la oportunidad de reflexionar sobre una de las cruces con la que los seres humanos hemos de cargar a lo largo de nuestra vida: la cruz de la enfermedad.
A continuación, en un momento en el que el COVID-19 está incidiendo en todos los ámbitos de la existencia humana (el personal, el familiar, el económico y el social, entre otros), presentamos dos meditaciones del arzobispo de Zaragoza, D. Vicente Jiménez Zamora, para contemplar a María a los pies de la cruz y a Cristo que muere por nosotros. Desde el dolor y el amor, porque “el corazón sangra por donde ama”, se abre paso la esperanza.
¡Feliz Triduo Pascual!
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