El Papa Francisco, después de la convocatoria del Año dedicado a San José que estamos celebrando hasta el 8 de Diciembre de este año, nos ha sorprendido con una iniciativa muy interesante que culminará con la Celebración del X Encuentro Mundial de las Familias que tendrá lugar en Roma el 26 de Junio de 2022. A partir del 19 de Marzo de este año comenzará en la Iglesia “El año de la familia Amoris Laetitia”, que con distintas iniciativas nos ayudará a preparar ese Encuentro Mundial de las Familias, recogiendo y aplicando el rico contenido de la Exhortación pos sinodal Amoris Laetitia.
Después de la experiencia de la pandemia muchos hemos tomado conciencia del papel central e insustituible de la familia como Iglesia doméstica y de los lazos entre las familias que en muchas ocasiones han mantenido viva la esperanza. En este año de la familia que convoca Francisco, el Papa se propone llegar a todas las familias del mundo a través de propuestas espirituales, pastorales y culturales que se podrán llevar a cabo en las parroquias, diócesis, universidades, movimientos eclesiales y asociaciones familiares. El objetivo es ofrecer a la Iglesia oportunidades de reflexión y profundización para vivir concretamente la riqueza de la Exhortación apostólica Amoris Laetitia.
Coincide esta convocatoria con el quinto aniversario de la promulgación del documento y entre sus objetivos subraya algunas cuestiones que pueden iluminar la pastoral de las familias y con las familias los próximos años. Ente esos objetivos podemos señalar el difundir el contenido de Amoris Laetitia y descubrir la alegría que nos propone el Evangelio de la familia; crecer en la corresponsabilidad y complementariedad pastoral de las distintas vocaciones de la Iglesia, valorando la fuerza que tiene en sí mismo el don del sacramento del matrimonio y su capacidad de trasformar el amor humano; potenciar el papel de las familias como protagonistas de la pastoral familiar, recordando que tienen que ser evangelizadas para poder evangelizar; concienciar a los jóvenes de la importancia de la formación en la verdad del amor y el don de sí mismos, con iniciativas dedicadas a ellos; y ampliar la mirada y la acción de la pastoral familiar para que incluya a los esposos, a los niños, a los jóvenes, a las personas mayores y las situaciones de fragilidad familiar.
Estoy convencido que el desarrollo sereno de estos objetivos con las iniciativas que vayan surgiendo, seguro que ayudarán a nuestras familias a sentirse misioneras y protagonistas de la acción evangelizadora de la Iglesia. Tenemos un reto apasionante delante nuestro. Todos somos necesarios en la tarea de la evangelización. También la familia cristiana.