El pasado martes, 22 de octubre, con una solemne eucaristía celebrada a las 7 de la tarde en la Santa Capilla de la Basílica del Pilar, una amplia representación de la Obra Diocesana “Colegio Santo Domingo de Silos” dio gracias al Señor, y se acogió a la protección del Pilar de la Virgen, con motivo del 65 aniversario del colegio como obra diocesana.
Desde 1959, sus instalaciones ubicadas en el populoso barrio de las Fuentes, han sido germen de conocimiento, cultura y formación de numerosos zaragozanos. En la actualidad, casi 2.300 alumnos, un claustro de 180 profesores y 50 trabajadores como personal técnico y de gestión, configuran, junto a las familias del alumnado, la comunidad educativa del colegio. Comunidad que acoge más de 30 nacionalidades.
“El Silos” como así se le conoce y se le llama, intenta responder a los retos y desafíos de la educación en la actualidad, siendo fieles a las enseñanzas y valores del evangelio. Es uno de los 3 colegios diocesanos de nuestra ciudad, concertado en Infantil, Primaria, Secundaria, Bachillerato y Formación Profesional (FP). Guardería y FP privadas configuran la amplia oferta formativa que el colegio ofrece.
Una obra que tuvo un artífice, el sacerdote D. Julián Matute quien con esfuerzo, sacrificio y tesón, puso los cimientos para que su proyecto educativo siga siendo una realidad en crecimiento hoy en día.
2 respuestas
Mi más cordial felicitación al Colegio O.D. Santo Domingo de Silos en este aniversario. Me siento muy orgulloso del mismo y muy agradecido por todo lo que ha supuesto en mi vida. Pienso en la comunidad educativa, sobre todo, pero también en todos los que en Zaragoza o en otros lugares sienten el orgullo de haber formado parte de esa historia, exalumos, familias y especialmente personal jubilado. Muchas felicidades a todos.
Muchas felicidades yo fui al Colegio desde su fundacion hasta los 14años fueron años maravillosos teniamos poco dinero y eramos hijos de trabajadores, pero que bien estábamos haciamos teatro, teniamos cine los jueves y domingos y lo principal unas monjas que dieron su vida por enseñarnos todo lo que podian eran maravillosas la Hna Maria , Alicia, Encarnación,, Enriqueta Cecilia, cuanto les debo a esas personas eran nuestra segunda madre y a D. Julian por esa obra tan extraordinaria que hizo para ese barrio de trabajadores, siempre estaré agradecida y que bien con mis compañeras eramos una piña deseo lo mejor del mundo para ese centro que ha formado tantos hombres y tantas mujeres.