Hoy día somos muy dados a celebrar cualquier clase de aniversario pero en la Iglesia son los aniversarios que se celebran cada 25 años los que gozan de una especial consideración y, en algunos casos de importancia, llevan aparejado la concesión de Jubileo. Un ejemplo claro son los jubileos universales como el Jubileo de la Esperanza de este año 2025. Sin embargo, paradójicamente, hay aniversarios de estos especiales cada 25 años que lamentablemente no gozan de celebración ni mención alguna a causa de la falta de memoria que produce, en ocasiones, el paso del tiempo:
Un aniversario para descubrir
Hace 75 años, el 2 de febrero de 1950 , también Año Jubilar, el Papa Pio XII promulgó, felizmente, la bula del nombramiento del obispo Arturo Tabera y Araoz para la sede catedralicia de Barbastro, pasando así de ser administrador apostólico, que era hasta entonces, a obispo diocesano. Esto supuso la deseada reanudación de la normal sucesión episcopal de la Diócesis de Barbastro que había sido interrumpida 95 años antes, desde la muerte del último obispo diocesano Jaime Fort y Puig, como consecuencia del Concordato de 1851, que en su artículo 5 contemplaba la supresión de la Diócesis barbastrense; supresión que sin embargo no logró llevarse a cabo, gracias al empeño de todos, ciudadanos, clero y autoridades, que durante todo este tiempo, contra viento y marea, consiguieron impedir la desaparición de la Diócesis, siendo gobernada por Vicarios Capitulares y Administradores Apostólicos, haciendo frente a la siempre inquietante amenaza de la disposición concordataria. Desde 1950 hasta la actualidad, sin la presión del citado concordato que dejó de estar en vigor, se han vencido todas las dificultades que han ido surgiendo y, no se ha vuelto a interrumpir la normal sucesión de obispos en nuestra Diócesis.
Enrique Padrós
