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«Lánzate al barro y ¡ama!». La invitación a los jóvenes del sacerdote Raúl Tinajero

Luis Sierra
14 de febrero de 2020

Raúl Tinajero es sacerdote de la Archidiócesis de Toledo. Director del departamento de Pastoral Juvenil de la Conferencia Episcopal Española desde 2014, ha visitado el Centro Regional de Estudios Teológicos de Aragón (CRETA) para impartir una conferencia sobre pastoral juvenil y vocacional.  

¿Qué ha aprendido de los jóvenes a lo largo de su vida y, especialmente, en estos casi 22 años de sacerdocio?

Yo siempre lo he dicho: que ser joven es igual a buscar, a estar en búsqueda. Y creo que si algo he aprendido de los jóvenes siendo yo joven y acompañando desde la perspectiva de la madurez es a querer seguir siempre buscando. Porque, además, al Señor no se le abarca. Hay que estar siempre en continua búsqueda. Esa es una de las cosas fundamentales. Y cuando se lo leía al Papa en Christus vivit, que hay que fomentar la búsqueda y el crecimiento, me daba cuenta: un joven es el que está en búsqueda. Por eso, ¿uno puede ser adulto con espíritu joven? Sí. Aunque la edad juvenil haya pasado, la búsqueda es una de las características que siempre está ahí.

Raúl Tinajero se muestra optimista con los jóvenes. Fuente: Ecclesia.

En otras ocasiones, ha señalado que los jóvenes pidieron a la Iglesia que supiera escucharlos y que estuviera en medio del mundo. ¿Cómo ha cambiado la relación entre ambos en estos seis años que ha podido verla más de cerca?

Yo siempre digo que el alejamiento que ha habido es mutuo. No solamente se han alejado los jóvenes de la Iglesia, sino que en la Iglesia, en muchos momentos, nos hemos alejado también de los jóvenes. La Iglesia está haciendo grandes esfuerzos por intentar buscar esa cercanía. El sínodo de 2018 ha sido un ejemplo, todo este proceso y también lo que estamos haciendo estos años por intentar acercar a los jóvenes.

Difícil misión…

Conocemos la situación de dificultad, de alejamiento, pero en todo este proceso sinodal hemos sacado una conclusión muy clara: que el joven sigue teniendo inquietud, y una llamada en lo profundo de su corazón a buscar lo trascendente. A veces no saben ponerle nombre, dónde buscarlo o hacia dónde ir… Pero hay un deseo de búsqueda de lo trascendente. Y creo que ese deseo es una oportunidad.

Por otro lado, las encuestas que se realizaron a los jóvenes mostraban que, para ellos, la persona de Jesús seguía siendo importante. Ese Jesús que es capaz de dar la vida por los demás, que trata de hacer el bien, que trata de amar por encima de todo… Lo ven como alguien en quien reflejarse, en quien pueden fijarse.

¿Es optimista?

Hay  esperanza. Estamos en un momento en que el joven debe sentirse parte fundamental y miembro activo de todos los cambios sociales y, en concreto, en el camino que estamos haciendo en la Iglesia de hoy para dar respuestas al mundo de hoy. Creo que los jóvenes son aquellos que nos pueden dar una visión más clara de lo que el mundo de hoy necesita para estar de acuerdo conforme a lo que ellos quieren y al Evangelio. Por tanto, estamos dando un paso muy importante para poner a los jóvenes en el centro. En el centro. Y para que se conviertan en un referente a la hora de entender el mundo en el que el Evangelio tiene que hacerse, verdaderamente, vida.

Aboga por un cambio de mentalidad…

Estamos, sobre todo, animando a pasar de una pastoral juvenil a una pastoral con jóvenes; a poner a los jóvenes en distintas realidades de responsabilidad  -a nivel de parroquia, movimiento o diócesis-, donde podamos otorgar espacios para que ellos puedan mostrar sus inquietudes que son las del mundo, y donde ellos puedan mostrarse corresponsables de forma creativa, al mismo tiempo. Los jóvenes no son sujetos pasivos a los que tenemos que llevar el evangelio, sino que se convierten en protagonistas activos para llevar a otros la evangelización.

Y, ¿cuáles son las claves fundamentales?

La sinodalidad, que no solamente es para todo el pueblo de Dios, abanderada por los jóvenes tras el pasado sínodo. Una sinodalidad que es comunión y misión, que conlleva una responsabilidad. Con una metodología que los jóvenes han puesto de manifiesto que es el discernimiento: reconocer, interpretar y elegir. Y con algunas claves fundamentales como: nuevas iniciativas que despierten a la evangelización previas incluso al primer anuncio, métodos de primer anuncio, fomento del acompañamiento entre laicos -no sólo con religiosos y sacerdotes, que no somos tantos-, nuevos proyectos integradores de procesos formativos, la concreción del discernimiento vocacional, desarrollo de la creatividad que responda al mundo de hoy y a la inquietud de los jóvenes, para que seamos capaces de mostrar a Cristo desde la Tradición, el Magisterio y la Fe.

Ha dicho que los jóvenes todavía valoran a ese Jesús del amor. ¿Cómo conectarlos con ese amor gratuito del que habla Juan cuando dice que “Dios es Amor”?

Hay dos dinamismos que son necesarios hoy en día en la pastoral juvenil: estar en salida -en el que el Papa ha insistido continuamente- e ir a lo fundamental. Yo trabajo preparando muchísimos eventos y propuestas. Los eventos son momentos necesarios, pero lo fundamental es ir al testimonio de fe. ¿Cómo puedo mostrar el amor de Jesucristo? Dando un testimonio de fe, no cargando con grandes mochilas de no sé qué. Hoy, hay que ir a lo fundamental. Nuestra gente joven se encuentra en una situación de lejanía, y necesita el acompañamiento, el diálogo y un testimonio de acogida, humildad y ternura.

¿Cómo se alcanza lo fundamental?

Cuando uno muestra directamente el amor de Jesucristo, conocerlo lleva consigo conocer a una Iglesia que es madre, que te acompaña, que está contigo. Yo animaría a los jóvenes cristianos a algo sencillo pero muy difícil: ¡Da testimonio de tu fe! Primero, lánzate al barro, no te lo guardes para ti, y a la vez, trata de amar hasta lo más miserable. ¡Ama!

¿Qué percepción tiene de la situación actual?

Ahora mismo, en España, aquellos jóvenes que han perdido el miedo y están despertando como evangelizadores y dando testimonio desde el amor están dando fruto. Porque hay mucha gente joven que en ese camino hacia la lejanía, al menos, comienza a plantearse algo, porque ha visto éstas cosas en otro joven. No hay ningún descubrimiento. Es lo de siempre, pero a veces hemos podido caer en la tentación de pensar que estaba todo estructurado y no podíamos salir de la estructura. La cual sólo tiene sentido si verdaderamente hay profundidad en el corazón de quien la está viviendo.

La comunicación es clave…

Los jóvenes dijeron que querían una Iglesia más moderna. Algo que hemos dicho todos cuando hemos sido jóvenes, pero justamente lo que me llamó la atención es que hablaban de Iglesia moderna diciendo: “Que comunique mejor, que lleve mensajes más cercanos y comprensibles, que cambie la imagen que tenemos de ella…”. Las primeras características en las que insistían sobre una Iglesia más moderna iban en relación con la comunicación. Así que necesitamos comunicadores jóvenes que nos enseñen a comunicar a los jóvenes.

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