José Jiménez Lozano, Cavilaciones y melancolías. Diarios 2016-2017, Confluencias, Almería, 2018.
Escribe José Jiménez Lozano que la literatura que merece más aprecio es aquella que está “llena de vida y de pensares” (p. 187). Es el caso de esta última entrega de sus Diarios, como lo es también el de todos sus libros, ya sean novelas, ensayos, cuentos o poesías, aunque no hay que olvidar tantas reflexiones plasmadas en un sinnúmero de artículos de periódico, con las que sigue dándonos hoy mucha luz –y no pocos avisos-, un par de domingos al mes en el diario La razón. Y al decir “vida y pensares”, lo expresa en el sentido más amplio y más profundo, pues amplios y “ahondadores” son la vida y el pensamiento cuando se toma en serio la primera, como bien sabemos desde siempre, aunque hoy abunden la estrechez de miras y la superficialidad. Esto último es lo que el lector no hallará en estas páginas de comentarios inteligentes, por las que circulan acontecimientos, autores, emociones hondas, inquietudes, alegría de los adentros, y esperanza, a pesar de todo… Vida y pensamiento, en definitiva, y muchas ráfagas de luz para el lector atento, que quedará cuando menos edificado con esta lectura.
En estas casi trescientas páginas, el lector encontrará pensares sobre el lenguaje actual, tan empobrecido y lleno de “banalidad, publicidad y comercialidad”
Desde la barbarie que nos acecha, hasta los servilismos de lo políticamente correcto; de los falsos brillos de la tiranía de las apariencias, a los tesoros verdaderos de la vida; de la invasión de tantos aspectos de lo cotidiano por la mugre de la política, hasta la tan humana necesidad de alegrarnos con las maravillas que esconde lo pequeño… En estas casi trescientas páginas, el lector encontrará pensares sobre el lenguaje actual, tan empobrecido y lleno de “banalidad, publicidad y comercialidad” (p. 238); sobre la situación de España o los derroteros en los que se embarca el mundo; sobre civilidad y respeto, cristianismo, arte, literatura, amistad, o también sobre el tan permitido desamparo de la lengua española, dentro de la misma España.
Nuestro premio Cervantes, que como el autor del Quijote no deja de recordarnos a sus lectores que tenemos un ánima, escribe sin ambages sobre sus temas de siempre, así como sobre acontecimientos que han sucedido en los últimos tiempos. Y, junto a esos pensares, la compañía constante de muchos de los autores que el escritor –el “escribidor”, se decía a sí mismo en su libro anterior Memorias de un escribidor– considera “de su familia”; y más cavilaciones y melancolías, alumbradas de vez en cuando por el fulgor de una poesía pequeña, que viene a ser, como diría el propio don José, similar a la dulce luz de una candela. Muchas veces recuerda Jiménez Lozano en sus escritos aquel pensamiento de san Juan de la Cruz, que podemos leer en los Dichos de luz y amor: que un pensamiento de hombre vale más que el mundo entero, una frase, por cierto, que Jorge Santayana, también muy presente en este libro, llevaba escrita en su agenda (p. 294).
La lectura de José Jiménez Lozano es siempre un regalo y un alivio ante la pesadumbre y muchas de las tiranías del tiempo presente. Sus libros, “vida y pensares” a raudales, acompañan verdaderamente al lector, lo reconfortan, y le hacen ver la vida con serenidad, sin dejar de acoger la realidad con una esperanza renovada.