Opinión

Carmen Herrando

Varón y mujer

30 de junio de 2019

Dios creó al hombre a su imagen […], varón y mujer los creó (Gen 1, 27).

La Congregación para la Educación Católica ha publicado recientemente (el 10 de junio) el documento que lleva por título “Varón y mujer los creó. Para una vía de diálogo sobre la cuestión del gender (género)”. Es un documento de fácil lectura, que todo el mundo tendría que leer, y muy especialmente padres y profesores, formadores y educadores de cualquier nivel de la enseñanza.

La llamada ideología de género lo invade todo. También nuestras comunidades, nuestras escuelas y universidades, y viene haciéndolo desde hace tiempo. Se impone desde los Gobiernos de casi todos los países porque así se ha decidido desde las altas instancias internacionales que ostentan un notorio predicamento, más ignoro si una equivalente autoridad moral; me refiero a la ONU y a todos los organismos que de ella dependen. Esta imposición es un hecho que constatamos a diario quienes trabajamos en el terreno educativo, desde la educación infantil hasta la universitaria. A quien esto escribe ya no le sorprende leer trabajos de fin de grado plagados de ideología de género, en una universidad cuyas raíces son diocesanas. Esto es así, y diciéndolo no se pretende llamar a escándalo, sino a afrontar la realidad y a hacerse cargo de ella, pues no puede hacer otra cosa quien se compromete en el seguimiento de la Verdad.

La desorientación antropológica que se oculta tras estos hechos es muy grande. No se trata de buscar culpables, sino de mentalizarnos del daño que ya está hecho y ponernos manos a la obra, sabedores de esta situación que me atrevo a calificar de dramática. Pues la realidad es siempre el referente moral de quien busca entender lo que pasa. Por eso es tan oportuno y era tan necesario este documento, a cuya lectura instamos con verdadera esperanza, ya que detenerse a pensar siempre es el comienzo de un remedio razonable.

El quid de la ideología de género radica en su planteamiento del sexo como opción cultural, desvinculado, pues, de la naturaleza humana, de la biología del ser humano. Podríamos afirmar, sin pretender desdecir al gran filósofo griego, que se trata de una suerte de “platonismo”, a juzgar por este desligamiento de la condición de varones y mujeres con la que nacemos todas las personas, y que viene marcada por la diferencia esencial que llevamos inscrita en los cromosomas (XX o XY en el par 23). De “persona varón” y “persona mujer” hablaba con gran lucidez el filósofo Julián Marías.

En esta ideología, muy deudora de las corrientes antropológicas estructuralistas de los años setenta del siglo pasado, se da prioridad a orientaciones meramente sociológicas que lo que han logrado fundamentalmente ha sido llegar a menospreciar o incluso apartar las visiones y planteamientos de fuste personalista, mucho más fieles a la realidad humana. Pues la forma particular de ser del anthropos, es decir, el ser humano, es ser persona; y esto es lo que nos caracteriza, con toda la riqueza que tal realidad encierra.

Pero lo sociológico prevalece, y no es de extrañar que hoy se clasifique constantemente a las personas, al tiempo que cualquier tipificación, aun la más extravagante, se llega a considerar “normal”. Llama mucho la atención que los jóvenes sólo tengan registros sociales, y la general abundancia de un relativismo que, al descartar el valor de lo personal (el valor absoluto de cada persona, donde radica su dignidad), desdeña de raíz la libertad. Y a la vez que se presta una atención inusitada a lo colectivo, se destacan actitudes puntuales, meramente subjetivas y cada vez más ligadas al sentimiento, en su sentido más superficial, al sentimentalismo, diríamos mejor. En estas contradicciones andamos.

Con este panorama, la familia y la concepción personalista del amor (el amor como esencial apertura al otro) quedan desvirtuadas y pavorosamente atacadas. Por eso es tan fundamental la reflexión en este campo, así como la formación de quienes estamos al servicio de los jóvenes.

Este documento es muy bienvenido. Pero lo importante es leerlo y trabajarlo. Su lectura pausada será buena tarea para este verano; es una cuestión de suma importancia.

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