Una política para las personas: cuando si se puede.
Desprestigio de la política
Basta mentar la palabra política y a muchas personas se las llevan los demonios. Esta palabra ha sido prostituida hasta llegar a ser reflejo de las pasiones más bajas del ser humano; y es que la política ha trasformado la búsqueda del bien común en servilismo en favor de los intereses egoístas de poderosos y ricos, y se ha convertido en una actividad que corrompe a gran parte de las personas e instituciones (justicia, medios de comunicación…) con el fin no solo de seguir agrandando los beneficios de los grandes grupos económicos, sino también de “naturalizar” los efectos de esta forma de explotación y expolio de las mayorías populares: pobreza, desigualdad…
Mientras, la mayoría de la ciudadanía dice ser “apolítica”, no quiere saber de política… Más aún, crítica y rechaza cualquier alternativa por devolver la dignidad a la política y de cambio de este estado de cosas. Además, para muchas personas cristianas la política nada tiene que ver con la fe, sin ser conscientes de tras esas posturas se refleja una imagen de Dios que parece legitimar las injusticias.
Frente a esas situaciones hay que decir que sí, que es posible recuperar una política para las personas, en las que el bien común sea considerado como el bien de todas y cada una de las personas, especialmente las pobres, pues son las que más dificultades tienen para alcanzar esa dignidad. También hay que decir que es posible avanzar en esa dirección a través de un proyecto utópico social basado en presupuestos cristianos, pues el evangelio nos proporciona una nueva luz y sabiduría para contemplar y analizar la realidad política, económica y social.
Iniciativas para recuperar la política.
Hoy vemos intentos de recuperar esa política que pone a la persona en el centro. Iniciativas que nos lanzan un desafío: en quién hemos puesto nuestra confianza; quién creemos que puede solucionar nuestros problemas… y que en el fondo lo que nos llevan es a revisar nuestra fe en Dios y nuestra fe en la persona.
Uno de esos ejemplos, reciente y especialmente significativo es la Proposición de ley de emergencia habitacional y pobreza energética, de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH), que fue sometida a debate en el pleno del Congreso de los Diputados el pasado 18 de septiembre, aprobándose admitirla a consideración, con el voto en contra del Partido Popular y Ciudadanos, y la abstención de PNV. Posicionamientos que resultan significativos, ya que en el fondo lo que se debatía era si se priorizan a las personas o se siguen priorizando a los bancos; si se opta por unas reglas del juego sobre el acceso a la vivienda que impidan que siempre gane la banca, o se sigue gobernando a su servicio.
Esa opción por la persona significa considerar que los desahucios, el endeudamiento de por vida, la carencia de parque público de vivienda, los alquileres y la pobreza energética son problemas básicos que impiden una vida digna para las personas y las familias, y no un asunto contable para salvaguardar e incrementar los beneficios de la banca. A este respecto recordar que, según la PAH, desde 2013 hasta hoy se han producido en España más de 700.000 desahucios por impago de hipoteca y, en los últimos años esta cifra se está viendo aumentada por los desahucios de alquiler.
Sobre la proposición cabe subrayar, como hizo la diputa encarga de defenderla, que es “una propuesta trabajada por la gente que lleva años poniendo literalmente su cuerpo para defender a sus vecinas, familia, a la gente desconocida, de un entramado económico que protege a los más fuertes y pisotea los derechos más básicos”, y que “no ha sido redactada por ningún grupo parlamentario, tampoco por ningún despacho de abogados o lobby, que parecen ser los que han dictado la política parlamentaria en los últimos años”.
También cabe recordar que se trata de un proyecto de ley que fue registrado el 13 de enero, siendo vetado por el anterior gobierno del PP, pero que ha podido ser presentado nuevamente a raíz de que el Tribunal Constitucional pusiera freno a los reiterados vetos de ese gobierno a propuestas aprobadas por el pleno del congreso, a iniciativa de la oposición.
Respecto a su contendido son cinco las propuestas clave que plantea este proyecto de ley:
- Dación en pago retroactiva, que evite tener que seguir haciendo frente a una deuda hipotecaria impagable cuando ya te han dejado sin vivienda
- Alquiler asequible y estable; para ello, entre otras cuestiones, se propone alargar los contratos de alquiler a 5 años y regular los precios de modo que nadie se vea obligado a tener que abandonar su barrio y cambiar de vida por no poder hacer frente al aumento de precio.
- Acabar con los desahucios; dado que la vivienda es un bien de primera necesidad, es necesario establecer una moratoria sobre los desahucios de primera y única vivienda, así como ofrecer realojamiento a las personas desahuciadas en todos los casos.
- Impulsar la vivienda social; en España el parque público de vivienda es solo del 2% frente a la media europea del 20%; hay que dar la vuelta a esas políticas e impulsar la construcción de vivienda social de alquiler.
- Garantizar el suministro energético, y evitar que se siga cortando la luz, el agua o el gas a las personas que no pueden hacer frente a las facturas. Se propone una tarifa social que implica pagar en función de la capacidad adquisitiva. Según la PAH cada año mueren unas 7.000 personas en accidentes derivados de la pobreza energética, sin contar los suicidios provocados por la angustia ante la pérdida del hogar.
Pero no es el único ejemplo. Hay tenemos luchas como la de los pensionistas que nos recuerdan que no se puede descartar a las personas mayores como desechos, por el mero hecho de que no se les considera productivas desde los intereses del poder económico; o las luchas del llamado ecofeminismo, que nos recuerdan que somos ecodependientes e interdependientes. Ecología y Feminismo son dos conceptos que nos recuerdan la existencia de “pecados estructurales” que están dañando profundamente al planeta y a la propia convivencia humana, y que nos plantean que es preciso convertirse, arrepentirse: Que los seres humanos destruyan la diversidad biológica en la creación divina; que los seres humanos degraden la integridad de la tierra y contribuyan al cambio climático, desnudando la tierra de sus bosques naturales o destruyendo sus zonas húmedas; que los seres humanos contaminen las aguas, el suelo, el aire. Todos estos son pecados. Un crimen contra la naturaleza es un crimen contra nosotros mismos y un pecado contra Dios. (Patriarca ortodoxo Bartolomé, citado por Papa Francisco en Laudato si’ 8). “Debemos condenar la violencia sexual que sufren las mujeres y eliminar los obstáculos que impiden su plena inserción en la vida social, política y económica”. (Papa Francisco)
Ejemplos que nos recuerdan que es posible una política para la persona y todas las personas, y que ya está en marcha. Sólo tenemos que atrevernos y convertirnos.