Es así como define el Papa Francisco el acontecimiento que hemos podido vivir el pasado 8 de diciembre en Argelia, con motivo de la Beatificación de Mons. Pierre Claverie y de 18 compañeros, entre los que están nuestros hermanos los monjes de Tibhirine, asesinados en la década de 1990 es una oportunidad para sanar heridas del pasado y facilitar el encuentro y la convivencia.
En la carta del Papa Francisco al Cardenal Giovanni Angelo Becciu, enviado a Argelia para presidir en su nombre la beatificación, el papa afirma que esta celebración “es una oportunidad para sanar heridas del pasado y facilitar el encuentro y la convivencia”. Y que “ayude a curar las heridas del pasado y a crear unas dinámicas nuevas de encuentro y convivencia como resultado de esta bendición”.
También quería esta celebración hacer presentes a los mártires musulmanes asesinados durante esa “década negra”, y el papa lo expresaba así: “los católicos de Argelia y del mundo quieren celebrar la fidelidad de los mártires al proyecto de Paz que Dios inspira a todos los hombres”…“Al mismo tiempo, desean llevar en sus oraciones a todos los hijos e hijas de Argelia que han sido, como ellos, víctimas de la misma violencia por haber vivido, con fidelidad y respeto por los demás, sus deberes de creyentes y de ciudadanos en esta tierra bendita. También por ellos ofrecemos nuestra oración y expresamos nuestro agradecido homenaje”.
El sentir de la Iglesia del Norte de África, no ha sido el de presentar a los 19 mártires como cristianos asesinados por musulmanes, sino que como explicaba el obispo de Orán, Jean-Paul Vesco «No se trata de los cristianos que hayan sido asesinado por los musulmanes, sino de cristianos asesinados con los musulmanes» Y como afirmaba el arzobispo de Argel, Paul Desfarges «No queremos una beatificación entre cristianos, porque estos hermanos y hermanas murieron en medio de decenas y decenas de miles de argelinos” musulmanes que perecieron durante la década (1992-2002).
Esta beatificación es un modo de reconocimiento oficial de la forma en que vive la Iglesia en esta región del Norte de África, en medio de una mayoría musulmana aplastante. Nuestra forma de vivir todos juntos unos y otros. Y como decía el obispo de Orán, refiriéndose al joven que murió en el atentado a Mons. Claverie. «La sangre mezclada de Mohamed Bouchikhi (22 años) con la de Pierre Claverie, a través de esta beatificación, permitirá poner de relieve el vínculo entre cristianos y musulmanes»
La Beatificación ha sido, efectivamente, un signo de fraternidad de la Iglesia y de Argelia, de católicos y musulmanes celebrando juntos. Y ha sido precisamente en Argelia, donde se ha celebrado la primera beatificación en un país abrumadoramente musulmán, que estaba dispuesto incluso a recibir al papa Francisco, que no ha descartado el viaje en otra ocasión.
La sociedad argelina ha recogido el mensaje de fraternidad de la Iglesia Católica y de las autoridades religiosas y civiles de Argelia. Los medios locales fueron los que han hecho más hincapié en esta dimensión. A título de ejemplo dos importantes diarios argelinos lo veían así: “El vivir juntos en paz fue un mensaje contundente por parte de las autoridades religiosas musulmanas y cristianas, a través de la beatificación de los religiosos cristianos y homenaje rendido a los 114 imanes asesinados (Le Soir d’Algerie). Y el diario El Watan destaca la frase del papa Francisco en su mensaje, “la beatificación de 19 religiosos católicos, muertos en Argelia durante el decenio negro, este sábado en Orán, es “un gran signo de fraternidad de Argelia para el mundo entero”. Por su parte, el Mohamed Aissa, Ministro de asuntos religiosos, que se involucró en la organización de la ceremonia, declaró que esta celebración y la llegada del cardenal del Vaticano, enviado por el papa, son “Un signo de que la Argelia de los musulmanes coexiste con otras religiones” (RFI AFRIQUE).
Nosotros, los monjes de Notre Dame de l’Atlas, ubicados hoy en Marruecos, pudimos viajar a Argelia para participar en todas las ceremonias de la Beatificación y peregrinar después a nuestro monasterio de Tibhirine.
Llegábamos a Orán en vuelo de Air Algérie, la víspera de la beatificación. Allí nos esperaban para trasladarnos al complejo hotelero de “La Liberté” para ser alojados junto con los familiares y amigos de los nuevos beatos mártires. Después, a las 8 de la tarde comenzaba una vigilia de oración en la Catedral de Orán.
La Vigilia estuvo marcada por la participación conjunta de cristianos y musulmanes. Un gesto de unidad han sido los cantos de Suras y Salmos entonados alternativamente por la Coral de estudiantes subsaharianos y el coro sufí alawiyya. La lectura del testamento de Christian de Chergé, leído por su propio hermano Hubert de Chergé, de pie de cara al altar: “Si me sucediera un día –y ese día podría ser hoy– ser víctima del terrorismo que parece querer abarcar en este momento a todos los extranjeros que viven en Argelia, yo quisiera que mi comunidad, mi Iglesia, mi familia, recuerden que mi vida estaba ENTREGADA a Dios y a este país”. Terminada la lectura, hubo unos instantes de silencio antes de romper en aplausos, como en otras ocasiones de esta emotiva Vigilia.
La emoción volvía a manifestarse con cada uno de los testimonios de los familiares y compañeros de los mártires. Muy especial el momento en que la madre del joven Mohamed Bouchikhi (22 años), chofer del obispo Pierre Claverie y la hermana de éste, explican el vínculo que les unió por la muerte, un 1 de agosto de 1996. “A pesar de toda la tristeza que aún nos embarga a las dos, es una gran satisfacción que la memoria de Mohamed esté asociada con la de mi hermano», dice emocionada, la hermana del obispo.
También la presencia y el testimonio de Tayeb, hijo de otro Mohamed, el amigo musulmán que dio su vida para proteger la del entonces joven oficial francés Christian de Chergé, al final de los años 50. Como tampoco faltó el testimonio de nuestro p. Jean-Pierre, el sobreviviente de Tibhirine. O el de la hermana Chantal, que sobrevivió al atentado que acabó con la vida de la Hermana Odette Prévost.
La Vigilia terminó con una procesión hasta la tumba de Pierre Claveríe donde cada uno de los participantes depositó una vela encendida, como signo de la Vida más fuerte que la muerte.
El testimonio del oranés Farouk, que asistió con su esposa, puede resumir toda el espíritu de la celebración: “Ce soir nous étions un en Dieu, musulmans et chrétiens“ (Esta noche somos uno en Dios, musulmanes y cristianos).
Para quien no tuvo la oportunidad de ver la Vigilia en directo, puede hacerlo aún por medio de YouTube
Las autoridades musulmanas de Orán se unieron a la celebración recibiendo en la mañana del sábado 8 de diciembre a las familias de los beatos en la Gran Mezquita Ibn Badis de la ciudad, presididos por el cardenal Becciu y por el ministro argelino de Asuntos religiosos, Mohamed Aïssa. El Imaán de la Gran Mezquita, Mustafá Jaber afirmó que “A este acontecimiento, los musulmanes nos asociamos con gran alegría”, “Estos mártires cristianos muertos durante esta tragedia nacional, eran hombres de paz, hombres de buena fe, que tenían la misión bien determinada de difundir la paz”.
La explanada de la entrada de la Mezquita de Ben Badis estaba a rebosar de personas esperando para asistir a esta celebración. Recibidos todos a la entrada de la mezquita con una rosa y un fascículo que presentaba en su portada este título: “Jesús en el Santo Corán”. La delegación asistió en la sala de oración de la mezquita al canto del Sura «Meriam» (Maria) del Sagrado Corán en honor a los 114 imanes asesinados por los grupos terroristas durante el decenio negro. Cheikh Mohamed Bendjaber, imam de este lugar de culto, presentó al delegado del papa las diferentes actividades que acoge la mezquita en tanto que un lugar de irradiación cultural y espiritual. El cardenal pudo compartir con varias personas presentes así como con la hija de un imam, que también fue asesinado durante ese periodo.
La tercera celebración, fue la beatificación, propiamente dicha, en la explanada del santuario de Notre-Dame de Santa Cruz. Coincidía con la apertura de la Capilla de Santa-Cruz, presidida también por el ministro de asuntos religiosos. La iglesia ha sido objeto de una restauración y rehabilitación, a la que ha contribuido el Estado argelino. Al mismo tiempo la explanada ha sido denominada “La plaza de vivir juntos y en paz”.
La Misa de beatificación comenzó en silencio. Contemplación, oración y un minuto largo en homenaje a algunos más de 100 imanes argelinos murieron durante estos ‘años negros’. Más silencio aún, cuando monseñor Vesco, leyó en árabe, el testamento del joven Mohamed, el conductor y amigo del obispo Pierre Claverie, que murió en el ataque que costó la vida del obispo de Orán. La madre de Mohamed estaba presente en la primera fila de los familiares.
El cardenal Becciu leyó el mensaje del papa Francisco, para la ocasión. «Estos mártires del más grande amor permanecieron fieles al proyecto de la paz del Señor, “hasta la muerte». Su beatificación ayudará a sanar las heridas de la guerra civil y a recordar a todas las víctimas de este período de violencia. Los aplausos y los “you-yous” acogieron el mensaje papal.
«Estos mártires tomaron parte en el dolor de sus hermanos. Estamos invitados a alegrarnos de esta nueva actualización del Evangelio”, señaló Monseñor Becciu.
Toda la celebración estuvo animada por la coral de la catedral de Orán, compuesta principalmente por los estudiantes subsaharianos. Se puede ver la ceremonia entera en YouTube.
El domingo, se formaron las peregrinaciones a los distintos lugares de los mártires. Los tres destinos de los peregrinos fueron Argel, Tizi Ouzu y Tibhirine. Los monjes de Notre-Dame de l’Atlas pudimos peregrinar a nuestro monasterio. Todos los amigos, empleados del monasterio y comunidad de Chemain Neuf, nos esperaban a la puerta. Nos acompañaba nuestro anciano superviviente Jean-Pierre Schumacher, que había vivido allí 32 años. Para él se trataba de un “regreso al hogar”, después de más de 20 años sin ir. Fue muy emotivo su reencuentro con Mohamed, el guardián, con Ben Alí, Samir, Youssef, el padre Robert, entre otros.
Fue una visita corta, pero muy intensa. Tuvimos una eucaristía de acción de gracias, en la capilla del monasterio, presidida por el cardenal Becciu.
Todo ello ha sido un gran don, y una bendición en este Adviento. Y podríamos acabar con un deseo que expresa muy bien el diario católico “La Croix”:
“Porque han experimentado la amistad entre cristianos y musulmanes hasta el final, porque anunciaron ‘El amor universal hacia todos’, el reconocimiento por la iglesia de estos 19 nuevos Beatos es una acción profética” (la Croix). A lo cual quiero añadir ¡Inch’Allah!