Te puede parecer un poco raro que a estas alturas, ya en la cuarta semana de Pascua, te escriba sobre la Semana Santa, pero ya le venía dando vueltas a un tema que me parece interesante.
Esta Semana Santa tuve la suerte de poder acompañar a un sacerdote a celebrar los Oficios a unos pueblos. Unos pueblos pequeñitos. Pequeñitos pero grandes. Pequeñitos por el número de habitantes, pero grandes por esos habitantes.
Mis funciones, básicamente, eran chófer y acólito. Y con ambas disfruté. Nuestra encomienda eran la Cerollera y Fuentespalda. Dos pueblos cerca de Valderrobres. Una zona preciosa que merece la pena visitar.
Mi experiencia en la Semana Santa rural, como seminarista, era de unos días de mucho ajetreo para preparar todo, ir de un lado a otro corriendo y con la lengua fuera. Y en parte da un poco de rabia, pues que unos días tan santos no tengan mucha repercusión en el alma es que no hemos terminado de aprovechar la ocasión.
La Semana Santa en Zaragoza es muy rica en procesiones, conciertos, Oficios, etc. Pero en los pueblos en los que estuve no. Y es en ese no ser rica donde vi su riqueza. Vi la riqueza del cuidado y del esmero que ponían las personas en preparar las celebraciones litúrgicas del Triduo Pascual. El cariño con el que rezaban el Via Crucis el viernes santo. La delicadeza con la que preparaban el Monumento. El ver que, de alguna manera, la vida del pueblo giraba en torno a estas fiestas cristianas.
Cuando ves que la gente que tienes a tu alrededor tiene fe, creces. Y los que pensaba que iban a ser para mí unos días de mucho ajetreo, mucha prisa y poca contemplación, se tornaron en días de poco ajetreo, algo de prisa y mucha contemplación.
Y es que también se puede contemplar la Semana Santa desde la carretera. Cuando haces unos cuantos kilómetros de un lado para otro puede parecer que no se puede contemplar nada, bueno quizá el asfalto (si hay). Pero se puede. Con el sacerdote con el que iba aprovechábamos los viajes bien para rezar, bien para hablar de cosas variadas, o para ir preparando mentalmente la celebración que seguidamente tendríamos.
De esto nos habla el Papa en su exhortación apostólica Gaudete et Exultate. En un punto nos dice: «sé santo cumpliendo con honradez y competencia tu trabajo al servicio de los hermanos«. Y si ese trabajo incluye carretera, pues carretera.
Ya ves que la labor del sacerdote en los pueblos es muy importante. Pues pueblo pequeñito es pueblo grande.