Opinión

Diócesis de Tarazona

Seguimos caminando en el Sínodo

30 de septiembre de 2024

El sacerdote de la Diócesis de Tarazona, Francisco Sánchez, es el autor de este artículo acerca del Sínodo y ante el inicio de la segunda sesión de la Asamblea General del Sínodo de la Sinodalidad en el mes de octubre.

Va a comenzar la segunda sesión de la Asamblea General del Sínodo de la Sinodalidad. Recuerdo la ilusión con que comenzamos a caminar en octubre de 2021 respondiendo a la invitación del Papa Francisco a participar todos en el camino sinodal. Al principio casi no nos sonaba la palabra “sinodalidad”. Hoy es posible que nos resulte familiar. Algo hemos caminado.

Septiembre de 2024. Miro en mi entorno me encuentro con posturas diversas ante esta realidad eclesial del Sínodo:

  • Qué bonitos fueron aquellos momentos en que nos pusimos en marcha
  • Menos mal que ya no nos dan la lata con lo del Sínodo
  • Yo ni me he enterado
  • ¿Han servido nuestras reuniones y propuestas?
  • Me ha servido para sentirme Iglesia que camina unida
  • Estamos viviendo un momento apasionante en la Iglesia

Todos nos hemos podido encontrar con expresiones similares y plurales. Lo importante es que SEGUIMOS CAMINANDO. Este mes de octubre se vuelve a reunir la Asamblea General con representantes de todo el mundo y, de alguna manera, todos estamos allí. Personalmente, yo abrigo en mi corazón una gran esperanza y creo que va a ser un impulso hacia una Iglesia Sinodal.

En concreto espero que aparezcan reforzados estos tres puntos claves de la vida eclesial:

-La clave de la Iglesia Sinodal: Reafirmar nuestra común dignidad bautismal. Aparece claro en el Vaticano II (L.G. 32: “En el Pueblo de Dios es común la dignidad de todos los miembros que deriva de su regeneración en Cristo… No hay en Cristo y en la Iglesia ninguna desigualdad… Existe una auténtica igualdad en cuando a la dignidad y la acción en común entre todos los fieles en orden a la edificación del Cuerpo de Cristo”.

Aquí está la calve de la SINODALIDAD: caminamos juntos, conducidos por el Espíritu, aportando cada uno sus dones. Aquí radica el núcleo generador de la renovación de la Iglesia

Laicos, sacerdotes y obispos caminando juntos. Cada uno con nuestro carisma. Necesitamos Consejos que recojan la voz de todos e impulsen el camino. Vamos a terminar ya con “lo que Ud diga”, “siempre se ha hecho así”, “aquí mando yo”. Solo marchando juntos será realidad. Renovación que comienza en la Parroquia y llega a la Diócesis para crear entre todos la gran familia de la Iglesia. La Parroquia será la célula viva que impulsará la sinodalidad.

– “Reconocer la importancia del papel y el lugar de la mujer en la Iglesia es motivo de credibilidad del mensaje evangélico, pero sobre todo es ocasión para ofrecer un rostro adecuado de Dios.

Existe una valoración generalizada del don que la mujer significa en la transmisión de la fe, en la vida de las comunidades y, al mismo tiempo, la demanda de que sea más escuchada, de que pueda aportar mucho más teniendo en cuenta una realidad femenina muy plural.

Se considera prioritario su presencia activa en todos los ámbitos de la vida de la Iglesia, en los órganos de participación, formación y decisión, así como asumiendo tareas de responsabilidad a nivel pastoral y ministerial”. (Síntesis de CEE) Ya hace mucho tiempo que lo decimos, pero es hora de que sea realidad. Nuestra Iglesia no será sinodal si las mujeres no están al mismo nivel que los varones.

Sueño con una Iglesia acogedora, alegre, donde caben todos, donde nos sentimos a gusto. En definitiva, una Iglesia conducida por el Espíritu que cada día descubre la presencia del Resucitado que nos anima. Tengo una firme esperanza de que la segunda sesión de la Asamblea General que se reúne estos días sea un impulso para continuar.

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