Opinión

Jesús Moreno

A pie de calle

Se acabó la política

29 de mayo de 2019

¡Ya era hora!, ¡Qué bien!, ¡Pasó la monserga de las elecciones!, ¡Qué descanso después de lo que me ha costado decidir el voto! Y después de dos meses largos de precampañas, campañas, de “monsergas políticas” (frase de un amigo). Ahora a ver qué hacen los elegidos, los nuevos gobiernos nacional y autonómicos, los nuevos alcaldes, los eurodiputados… Y los de la oposición ¿actuarán constructivamente o harán imposible que avancemos juntos en el bien común? Porque el bien común es la finalidad de la política: tanto de los ‘ganadores’ como de los ‘oponentes’. Y el bien común ¿no comienza por la atención a los más marginados? Pues, ala, ¡a trabajar, amigos políticos!

Un falso desahogo lo que acabo de escribir. Porque la política no acaba nunca. Creo que para bien. Porque la política eres tú, yo, el otro, la otra, todos… Tu actuación, mi actuación, la del vecino de al lado, la actuación de todos y de cada uno, es política. Política eres tú, soy yo, son los otros, somos todos. Toda vida humana es política o genera una forma determinada de hacer política.

Porque el bien común ¿no es tarea y compromiso de todos y de cada uno de nosotros?

Después del desahogo, aceptar estas afirmaciones supone entender la política como lo que realmente es. Cuando creemos que políticos somos todos, no estamos diciendo que todos hacemos política de partidos, que somos o deberíamos ser militantes de un partido concreto. No. Estamos hablando de responsabilidad política, de responsabilidad social. Y esta responsabilidad es de todos, sin excepción.

La vida humana es relación. La vida humana se desarrolla en comunidad, en sociedad. Sin esta relación, no hay vida humana plena. En la construcción de esta relación, de las relaciones sociales, todos tenemos una responsabilidad que se nos da simplemente por el hecho de vivir con los demás, por el hecho de nacer y existir en sociedad. Cómo se vivan esas relaciones sociales nos concierne a todos: entre todos construimos unas u otras relaciones sociales. Y eso es política, la política humana.

Nuestra política a pie de calle, la primera que existe y se vive, es la que hace posible que nuestra convivencia, nuestra relación más cercana, se construya de una manera u otra. Con esta política diaria personal o comunitaria, con nuestro modo de vivir, actuar y pensar, vamos construyendo bien o mal lo común. El bien común o el mal común. Unas relaciones sociales buenas o no tan buenas. Obra de todos.

Todos entendemos que lo que hacen los partidos políticos, el Gobierno, el Parlamento es acción política. Nos cuesta más entender que nuestra actuación personal también es política, aunque no sea política de partidos.

Esta concepción de que somos responsables personalmente del bien común y de unas relaciones sociales justas y respetuosas, fundamenta y provoca nuestra participación en asociaciones o actividades que favorecen ese objetivo común: asociaciones y actividades culturales que enriquecen a la persona, asociaciones de vecinos que buscan la mejor convivencia, asambleas de padres por una educación respetuosa de los valores humanos universales, organizaciones no gubernamentales limpias y honestas, actividades de tiempo libre que crean unión…

Esta convicción es esencial para ejercer activamente nuestra responsabilidad humana, nuestra responsabilidad social ineludible. Sobre todo, cuando estamos convocados constantemente a preocuparnos solo de nosotros mismos, de nuestras necesidades. Cuando intentan que solo veamos a los emigrantes como problema. Cuando la violencia de todo tipo es noticia primera que nos lleva a la desconfianza mutua…

Estas y otras muchas actividades nos ayudan a realizarnos como personas y a fomentar el bien común, la amistad, la convivencia… Todos esto construye relaciones sociales abiertas, respetuosas, humanas. Y eso es hacer política, aunque no seamos militantes de ningún partido político. Que podemos serlo o no. Es la libertad de opción política. Pero lo que no podemos olvidar es que somos personas responsables de y en la sociedad que entre todos levantamos. No hacer nada positivo por los demás es la peor manera de hacer política. No hacer nada también es política. Política del Partido NVC, esto “No Va Conmigo”.

Termino de modo realista y positivo. Positivo por ser realista y realista por ser positivo. ¿Qué sería del bien común y de la convivencia humana si no hubiera tantas y tantas personas, tantas y tantas asociaciones, iniciativas y actividades que se comprometen sencilla y generosamente cada día por una sociedad nueva, más justa y fraterna, más esperanzada y servicial? Si el bien común se busca y crece; si la convivencia es positiva en tantos entornos y ambientes es porque hay personas que hacen política en el mejor sentido. Donde esto se vive menos, encontraremos más personas ocupadas y preocupadas solo por lo suyo.

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