El 27 de septiembre celebramos la fiesta de San Vicente de Paúl. Nació en Aquitania (Francia) en el año 1581. Cursados los estudios eclesiásticos correspondientes, fue ordenado sacerdote y ejerció de párroco en París. Fundó la Congregación de la Misión (PP. Paúles), destinada a la formación del clero y al servicio de los pobres, y también con la ayuda de Santa Luisa de Marillac, la Compañía de las Hijas de la Caridad. Murió en Paris en el año 1660.
El santo de la caridad social
El Papa Benedicto XVI, en su primera encíclica Deus caritas est, en la conclusión cita expresamente, entre otros santos, a San Vicente de Paúl y a Santa Luisa de Marillac como “modelos insignes de caridad social para todos los hombres de buena voluntad”. “Los santos son -continúa el Papa- los verdaderos portadores de luz en la historia, porque son hombres de fe, esperanza y amor”.
El tema de la caridad es central y centrador en la vida y obras de San Vicente de Paúl, que quiso “implicar a sacerdotes, laicos y mujeres, responsabilizándolos de un servicio completo de evangelio testimoniado a los sin voz y de pan material a los que carecían de él”. Su magisterio está resumido en estos dos lemas: “No me basta amar a Dios, si no amo a mi prójimo”. “Los pobres son mi peso y mi dolor”.
San Vicente de Paúl, profundamente conmovido por la pobreza y el sufrimiento que vivía la sociedad de París en el siglo XVII, comenzó con gran amor, de una manera sencilla, la ayuda a los necesitados y así comenzó el carisma de las Hijas de Caridad.
Las Hijas de la Caridad se sienten llamadas a servir a Cristo en los pobres. Jesucristo es la fuente de donde brota su amor; el fuego que estimula su acción y les apremia hacia los más pobres; la fuerza que dinamiza sus proyectos; el tesoro que da sentido a su vida. Realizan su carisma en sencillez, pobreza y mansedumbre y en vida comunitaria.
El Santo de la formación del clero
Por otra parte, San Vicente de Paúl fue un precursor de la teología del ministerio pastoral de los sacerdotes. El decía que “la Iglesia estaba arruinándose en muchos lugares a causa de la mala vida de los sacerdotes”. Por eso, movido por el Espíritu Santo, fundó la Congregación de la Misión, para promover una verdadera reforma de costumbres, con una orientación evangelizadora y con la formación del clero a través de nuevas iniciativas.
En este día pedimos al Señor por la Compañía de las Hijas de la Caridad y por la Congregación de la Misión, pero también por todos miembros de la vida consagrada, para que gasten la vida en la evangelización de los pobres, como hizo el Hijo de Dios, que fue enviado para evangelizar a los pobres.