La pregunta me ha parecido importante para mi persona y para cualquier bautizado. La respuesta incluirá implícitamente qué tipo de Iglesia deseo y qué tipo de persona pretendo ser para ir cumpliendo mi papel en la vida.
Mi fe se asienta en mi personalidad y por eso: quiero ser un adulto psicológicamente maduro, con vida interior, hijo de mi tiempo, informado, sensible, abierto, sociable, empático, con capacidad de escucha, que sabe callar, disconforme, insatisfecho, crítico, buscador, tolerante, proactivo, “acompañador y ayudador”, bueno (eso es lo último que me dijo mi padre antes de morir), sembrador de esperanza, hacedor de puentes no de muros, permanecer cambiando y vivir sintiendo la felicidad de servir. Sentirme a la vez libre y “guardián de mi hermano”. Como dicen los ingleses «La buena noticia es que Dios te ama. La mala noticia es que también ama a todos los demás».
Todos necesitamos sentirnos acogidos. Nuestra verdadera nacionalidad es ser humanos. He estado pensando en esto y elaborando esta lista, durante cuatro días (unas 6 horas en total)
Al pensar sobre la escucha a los demás y a la realidad, me he dado cuenta de que es el primer mandamiento de Dios. La Shemá comienza diciendo “escucha Israel”. La escucha mata la soledad no buscada. Debo fomentar la relación entre personas. No es bueno que la persona esté sola.
Y Dios ¿Cómo es el papel que tiene en mi vida? Mi relación con él no está programada; es una relación habitual e informal. Soy consciente de que la ocultación de Dios no radica en su lejanía, sino en su increíble cercanía, por eso no quiero huir del mundo. El hombre exterior tiene un Dios exterior, el hombre interior tiene un Dios interior (Eckhart). No me sirve una fe o una religión de segunda mano o prêt à porter, prefiero la mía personalizada.
No me van las ceremonias vacías, ni los rezos o las devociones a intercesores. El seguimiento de Jesús es mi preocupación, no el pecado. Busco en los evangelios descubrir nuevos detalles del estilo de Jesús para poder seguirle mejor. Quiero mucho a la Iglesia, pero me preocupa más el Reino de Dios (aunque no lo nombre el credo) Soy más de Jesús que de la Iglesia porque quiero que sea la Iglesia de Jesús, no excluyente y alejada de la realidad, más amante de sí misma que de las personas concretas.
Claro que tengo muchos desajustes entre lo que quiero ser y lo que soy, pero me esfuerzo en ser auténtico porque ya te he dicho que quiero permanecer cambiando. Los jueves, después de acostado repaso la lista que te pongo al principio. Sé que no participaré de la cosecha, pero me empeño en morir siendo semilla.