Hace unos días se hizo por zoom la presentación del libro PILAR BELLOSILLO, nueva imagen de mujer en la Iglesia.
Esta extraordinaria mujer, de quien se está preparando la documentación para iniciar el proceso de canonización, fue la única mujer laica española invitada por San Pablo VI a participar como auditora en el Concilio Vaticano II.
No termina aquí su trayectoria vital. Fue presidenta de Jóvenes de Acción Católica; cuando llegó a la edad reglamentaria fue presidenta de Mujeres de AC y como tal representante de España como consejera en la Unión Mundial de Organizaciones Femeninas Católicas (UMOFC), de la que fue presidenta durante trece años.
Durante su mandato impulsó un cambio significativo en la mentalidad y el modo de vivir la fe en la Acción Católica mediante la organización de la Semana Impacto, apoyada por D. Tomás Malagón, entonces consiliario de la Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC).
La promoción y el desarrollo de la mujer estuvo siempre en el centro de su preocupación. Para ello se crearon los Centros de Cultura Popular, dirigido a las mujeres de las clases populares.
La UMOFC, adelantándose en un año a la FAO y a través de unos cuestionarios, constató el grave problema del hambre en el mundo. Para ello impulsó la formación del Comité Católico de Lucha contra el Hambre, hoy Manos Unidas, y del que se hicieron cargo las Mujeres de Acción Católica.
El Comunicado Final o Manifiesto, como lo hemos llamado, es una verdadera joya de constatación del problema y de compromiso como colectivo de plantarle cara para solucionarlo. He escogido tres párrafos, aunque merece la pena leerse todo el documento. Empieza de esta manera:
«Nosotras, mujeres del mundo entero, llamadas por la naturaleza a dar la vida, protegerla y alimentarla, no podemos aceptar por más tiempo que las fronteras del hambre se inscriban en nuestro globo con trazos de muerte.
Y más adelante:
“No queremos que se den soluciones perezosas y criminales a este trágico problema: la guerra, la limitación de la natalidad, son soluciones falsas, soluciones ineficaces, soluciones de muerte.
Y termina:
“Un solo obstáculo en la lucha contra el hambre sería insuperable: creer la victoria imposible.
Desgraciadamente, a pesar de tantos esfuerzos como se han hecho durante más de sesenta años y que todavía se están haciendo, no solo desde España, sino desde todo el mundo, el hambre sigue siendo un problema gravísimo, pues más de ochocientos millones de personas lo están padeciendo en la actualidad.
Pilar Bellosillo nunca actuó sola; supo rodearse de un magnífico equipo que la apoyó y la acompañó en todas sus actividades. Pienso, por ejemplo, en los viajes que realizó en compañía de su amiga y colaboradora Mary Salas (otra extraordinaria mujer que tuve el privilegio de conocer personalmente), por la India y por América Latina, difundiendo los Centros de Cultura Popular y animando a las mujeres a ocupar el lugar que les corresponde, tanto en la sociedad como en la Iglesia.
También esta es una tarea que, aunque mucho se ha conseguido, mucho todavía queda por conseguir. Son tareas a largo plazo, pero que nos animan a las que tenemos a estas mujeres como modelos, a seguir trabajando por los ideales que marcaron sus vidas.
Ojalá que todos y todas tengamos las mentes tan abiertas y los corazones disponibles para luchar por un mundo más fraterno, más humano y más igualitario como el que ellas soñaron y por el que trabajaron.