Opinión

Rocío Álvarez

Ocho ideas inspiradoras del patrón de los periodistas y santo de la ternura, san Francisco de Sales

22 de enero de 2025

Este viernes, 24 de enero, celebramos la fiesta de San Francisco de Sales, patrón de los periodistas y modelo de amabilidad y dulzura. Quienes lo conocieron, afirmaban que todo en él irradiaba dulzura: su rostro, gestos, lenguaje, compostura. De hecho, este rasgo tan característico y atractivo de su persona, centró el mensaje del Papa en la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales de 2023. Si todavía no lo has leído, te animo a hacerlo. Te encantará, ya verás. Seguro que, como a mí, te toca el corazón.

Así describía el papa Francisco al santo: «Intelecto brillante, escritor fecundo, teólogo de gran profundidad, Francisco de Sales fue obispo de Ginebra al inicio del siglo XVII, en años difíciles, marcados por encendidas disputas con los calvinistas. Su actitud apacible, su humanidad, su disposición a dialogar pacientemente con todos, especialmente con quien lo contradecía, lo convirtieron en un testigo extraordinario del amor misericordioso de Dios. De él se podía decir que «las palabras dulces multiplican los amigos y un lenguaje amable favorece las buenas relaciones» ( Si 6,5)».

Para abrirte boca sobre aquel mensaje de 2023, mientras esperamos que se publique el de este año, me he tomado la libertad de seleccionar ocho ideas que me parecen inspiradoras para emular su ternura y bondad:

  1. El Papa nos invita, siguiendo el ejemplo luminoso de san Francisco de Sales, a hablar con el corazón que es el que nos mueve a una comunicación abierta y acogedora. Comunicar cordialmente es comunicar con el corazón. 

    Qué importante vivir con sentido, trabajar el amor desinteresado, la entrega. Es la base de una comunicación sincera, transparente y eficaz.

  2. Comunicamos cordialmente cuando participamos en las alegrías y en los miedos del otro. Esta autenticidad es captada por el interlocutor. 

    El que nos escucha percibe si somos sinceros, si habla nuestro corazón, nuestro interior, nuestra postura vital. 

  3. Hay que decir la verdad, pero con caridad, con corazón. 

    No vale todo. Qué necesario acompañar esa verdad de tacto, delicadeza, empatía, cariño.

  4. Cada árbol se reconoce por sus frutos, de la abundancia del corazón habla la boca. Por eso es necesario purificar el corazón para comunicar en la verdad y en el amor.

    La comunicación, nuestras palabras, gestos, actos, son el resultado de nuestro trabajo interior. Trabajémoslo, entonces. 

  5. El compromiso de comunicar con el corazón no concierne solo a los profesionales de la comunicación, sino a todos. 

    Por supuesto, la comunicación es la base de la relación humana. Nos atañe a todos.

  6. Hablar amablemente abre una brecha incluso en los corazones más endurecidos. 

    «Una lengua suave quiebra hasta un hueso», dice el libro de los Proverbios (25,15). Hablar con el corazón es hoy muy necesario para promover una cultura de paz allí donde hay guerra; para abrir senderos que permitan el diálogo y la reconciliación allí donde el odio y la enemistad causan estragos. Esto es válido para todas las esferas, desde las más altas e institucionales hasta las más prosaicas y cotidianas.

  7. “Basta amar bien para decir bien” era una de las convicciones de san Francisco de Sales. Otra de sus afirmaciones más célebres era “el corazón habla al corazón”. 

    Para san Francisco de Sales, es precisamente «en el corazón y por medio del corazón donde se realiza ese sutil e intenso proceso unitario en virtud del cual el hombre reconoce a Dios . “Amando bien”, san Francisco logró comunicarse con el sordomudo Martino, haciéndose su amigo; por eso es recordado como el protector de las personas con discapacidades comunicativas».

  8. Necesitamos seguir este «criterio de amor». 

    El papa Francisco concluye afirmando que «en la Iglesia necesitamos urgentemente una comunicación que encienda los corazones, que sea bálsamo sobre las heridas e ilumine el camino de los hermanos y de las hermanas. Sueño una comunicación eclesial que sepa dejarse guiar por el Espíritu Santo, amable y, al mismo tiempo, profética; que sepa encontrar nuevas formas y modalidades para el maravilloso anuncio que está llamada a dar en el tercer milenio». 

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