Opinión

Isabel Escartín

Los grandes amores

2 de diciembre de 2020

 Amor de Jesús de Nazaret que sí da la vida por todos.
“No hay amor más grande que el de quien da la vida por sus amigos. Vosotros sois mis amigos” Jn 15, 13-14

Amores de juventud que si te fallan crees que te mueres y que duran un cuarto de hora.

Amor de Teresa de Calcuta a quien conocí cuando, terminando su vida terrena nos repetía:” amaos unos a otros, amaos”

Amor del matrimonio donde se soporta todo si se camina a dos y da frutos para todos.

Amor a los hijos que son vida de tu vida, una parte de ti y que cuando se van el corazón duele físicamente y no se cura.

  Y el amor compendio de todo: a Dios creador y salvador.

“Shemá, Israel: El Señor es UNO.
Amarás al señor, tu Dios con todo el corazón.
con toda tu vida…
y vivirás” (Deuteronomio 5, 1)

Tuve la oportunidad de asistir profesionalmente a una mujer judía en el parto y el padre decía a su otro hijo junto al monitor del latido del hermano que venía: «shemá, shemá….» (Escucha, escucha).

Como nunca lo había oído en vivo me impresionó y supe que yo también tengo que escuchar y he sabido que el amor y la esperanza son constitutivos de la vida de todo ser humano: no hay vida sin ese fundamento.

En este tiempo en que hemos estado solos, en casa o un despacho, pero solos, sin poder compartir un cafetito,  una pregunta asoma casi sin querer: y yo, ¿qué amo? ¿Cuál es mi gran amor? ¿Y mi fundamento…?

No estoy segura de saber contestar.

En este ir y venir hoy alguien se ha sentado frente a mí y me ha dicho: “seis años de vida me han dado” (es joven) y he recibido una lección de planteamiento de vida sin miedo, sin reproches a nada ni a nadie, pero amando. Sus ojos amaban y brillaban esperanzados. Nos hemos abrazado. (que no se entere nadie en estos tiempos de no-abrazos) Ya empiezo a comprender algo de eso de amar.

Es tiempo de amar para reconstruir una sociedad herida que siente el fracaso de sus valores; su carrera desbocada hacia ninguna parte dejando atrás a los débiles.

Solo la entrega amorosa al otro es capaz de reconducirnos y cuando veo al otro veo a todos.

Estamos preparando la Navidad que significa venida, nacimiento de aquel que nos dijo: “Amaos unos a otros como yo os amé”

Y oro con el Papa Francisco

  Señor y Padre de la humanidad,

que creaste a todos los seres humanos

con la misma dignidad,

infunde en nuestros corazones

un espíritu fraternal.

Inspíranos un sueño de reencuentro,

de diálogo, de justicia y de paz.

Impúlsanos a crear sociedades más sanas

y un mundo más digno,

sin hambre ni pobreza,

sin violencia ni guerras…    ( Fratelli tutti)

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