Opinión

Isabel de Salas

Los bienes de la Iglesia: carne de cañón

12 de enero de 2020

El debate de investidura recientemente celebrado ha dado como resultado que la presidencia del Gobierno de España recaiga en Pedro Sánchez. Como es bien sabido, este no va a gobernar solo, sino que su partido, el PSOE, ha tejido alianzas con extraños compañeros de viaje para llegar al poder. Entre estos «socios preferentes de gobierno» se encuentra «Unidas Podemos» que, víctima de su propio sectarismo y odio a la Iglesia católica, no va a desaprovechar la oportunidad para intentar despojar a la Iglesia de sus bienes.

Ya lo ha intentado en años recientes, a través de una propaganda feroz y mentirosa, llamando ladrona a la Iglesia, a la que imputa la usurpación de bienes ajenos. Acusaciones, todas ellas, muy graves. También lo ha intentado acudiendo a los jueces, la mayoría de las ocasiones sin nada que alegar más allá de «devolver al pueblo» los templos católicos y las propiedades «indebidamente inmatriculadas».Ante semejante fundamentación jurídica, sus pretensiones han sido, lógicamente, desestimadas. Pero ahora, tocando poder de verdad, la tentación de «expropiar» los bienes eclesiásticos es irresistible para esta izquierda sectaria. Y ya lo van anunciando: van a reclamar los «bienes indebidamente inmatriculados por la Iglesia». Pues muy bien, adelante, háganlo. Si logran demostrar mejor derecho que la Iglesia para ser propietarios de esos bienes, el juez les dará la razón, como debe ser. Y si, como ocurrirá la mayoría de las veces, no tienen mejor derecho que alegar frente al derecho de la Iglesia, titular registral de sus bienes, el juez, aplicando las leyes y el principio constitucional de protección de la propiedad privada, les dirá que aquí no hay nada que rascar.

Que España es un estado de Derecho que protege los derechos fundamentales de todos, también de la Iglesia católica, mal que les pese a ustedes y que dejen de utilizar los recursos de la justicia de forma arbitraria para el logro de sus fines partidistas. El problema es que ustedes no creen ni en la ley ni en la justicia. Creen en el pensamiento único, sectario, anticatólico, y creen que solo con desearlo intensamente y repetir mil veces la mentira de que la Iglesia se ha inscrito irregularmente la mayoría de sus bienes, van a conseguir su objetivo: quitar a la Iglesia sus templos, sus lugares de culto, donde la gente reza en paz, para así acabar con los católicos y su religión.

Pues va a ser que no. El Estado de Derecho es fuerte y la separación de poderes también. La Iglesia defenderá sus propiedades porque es su obligación. Y la del Gobierno, gobernar, buscando el bien común y no el de una minoría resentida que no cree en la libertad.

 

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