“Lo revolucionario es el respeto”, así decía Fernando de los Ríos. [1]
“La verdad es la verdad, dígala Agamenón o su porquero”, asegura un conocido texto de Machado. Ciertamente, la verdad es independiente de quién la diga. A quien no le guste Fernando de los Ríos, olvídese de él y quédese con su frase y reflexione sobre ella.
El respeto es la consideración y valoración de alguien, de toda persona por ser persona, o de algo a lo que se le reconoce valor social por su simple existencia o por su utilidad general.
Es uno de los valores fundamentales que el ser humano debe tener siempre presente a la hora de relacionarse con personas de su entorno o con criterios diferentes a los suyos, siempre que no sean destructivos, violentos, clasistas, etc…
Respetar al otro puede ser tan sencillo como tener miramiento, consideración, deferencia con él. O tratar las cosas con cuidado y atención.
No confundir con el “respeto humano”: que está pendiente de la opinión de los demás para opinar o actuar de una manera u otra o para no actuar por lo que puedan decir o pensar otros. Dependencia excesiva de la opinión ajena, antepuesta a lo que piensa que debería hacer cada uno según su criterio y moral.
También es para olvidar la frase “campar alguien por su respeto” o “por sus respetos”: obrar cada uno a su antojo, sin miramiento ni consideración debida al otro o a los otros.
Como no podía ser menos, la Biblia está llena de llamadas al respeto mutuo. Una simple muestra:
Estad “dispuestos siempre para dar explicación a todo el que os pida una razón de vuestra esperanza, pero con delicadeza y con respeto”. (1 Ped 3,15-16). “Sed siempre humildes y amables, sed comprensivos, sobrellevaos mutuamente con amor”. (Ef 4,2). Sin olvidar, sino teniendo muy presente el llamado Sermón de la Montaña” en Mt 5-7. Con su cumbre: “amad a vuestros enemigos y rezad por los que os persiguen para que seáis hijos de vuestro Padre celestial, que hace salir el sol sobre malos y buenos, y manda la lluvia a justos e injustos” (v 44-45).
A estas palabras de Jesús, podemos añadir las de personajes que influyeron en sus círculos vitales o incluso más lejos.
Respétate a ti mismo y otros te respetarán. Confucio
No puedo concebir una mayor pérdida que la pérdida del respeto hacia uno mismo. Mahatma Gandhi
Todos deberían ser respetados como individuos, pero ninguno idealizado. Albert Einstein
Cuando estás contento con ser simplemente tú mismo y no te comparas o compites, todo el mundo te respetará. Lao Tzu
Si quieres que otros te respeten, lo mejor es respetarte a ti mismo. Solo así, solo por el autorrespeto obligarás a otros a respetarte. Fiódor Dostoievski.
La conclusión es clara: El respeto genera más respeto
Por el contra: Nada hay más despreciable que el respeto basado en el miedo. Albert Camus
El respeto es la voluntad de reconocerse y valorarse mutuamente. A todos. A todo. Desde la naturaleza hasta el vecino. Hasta uno mismo. Las personas, las ideas, las cosas, TODO.
No siempre aparece claramente visible el respeto mutuo en nuestra sociedad. Por eso, no puede sorprendernos que el respeto sea revolucionario
[1] Religión Digital – 22.12.2022 | Comisión Ejecutiva Federal. Cristianos Socialistas PSOE
