Opinión

Jesús Moreno

A pie de calle

Libertad sin esclavitud

28 de abril de 2021

Después de la vida y el amor, nada hay más valioso para el ser humano que la libertad. ¿Dónde habría que poner la dignidad y la equidad? Para algunos, la libertad es ‘lo más’. Es, sin duda, uno de los mayores valores, ideales y deseos de la persona humana. Y lo primero que controlan todos los dictadores políticos, sociales, económicos, religiosos, domésticos… y lo que siempre falsean las modas, el consumismo, el egocentrismo… Es una de las mayores ‘razones’ en que se apoya toda propaganda que se valore como tal. Todos conocen la ‘fuerza humana y noble’ de la libertad e intentan controlarla valorando el individualismo (el mayor enemigo de la libertad) y el disfrute consumista de la vida como objetivo total (otro liberticida).

La libertad es un tema siempre actual. Desde los diálogos y actuaciones ‘a pie de calle’ hasta los grandes, y no tan grandes, filósofos, pensadores, escritores, artistas… todos hablamos y nos hablan de ella. Han creado bellas obras para nuestro disfrute intelectual y para ayudarnos a ser más libres siempre. Y frases como estas:

 “La libertad no es más que la oportunidad de ser mejor” (Albert Camus)

 “La libertad es la voluntad de ser responsables con nosotros mismos” (Friedrich Nietzsche)

“Nadie está más esclavizado que aquellos que falsamente creen que son libres” (Johann Wolfgang von Goethe)

“Sólo si la última palabra no es la libertad autónoma, sino el amor, la libertad descubre una fuente más alta y más honda. Si la libertad se fundamenta en sí misma, se encontrará fatalmente con el egocentrismo”. (Psicología y Mente)

“¿Mi libertad es cristiana? ¿Soy libre? ¿O soy esclavo de mis pasiones, de mis ambiciones, de tantas cosas, de las riquezas, de la moda? Parece una broma, pero ¡cuánta gente es esclava de la moda! Pensemos en nuestra libertad, en este mundo que es un poco esquizoide, esquizofrénico, ¿no? Grita: “Libertad, libertad, libertad”, pero es más esclavo, esclavo, esclavo”(Francisco. Homilía en Santa Marta. 13 abril 2018).

Bellas canciones de cuando los mayores de hoy éramos jóvenes ayer y que siguen cantando todavía muchos.

“Dicen los viejos que en este país hubo una guerra. Que hay dos Españas que guardan aún el rencor de viejas deudas…  Guárdate tu miedo y tu ira porque hay libertad sin ira, libertad. Y si no la hay, sin duda, la habrá”. Esta ‘libertad sin ira’, del grupo Jarcha, nos sigue recordando algo pendiente entre nosotros y un camino para superarlo. Sin insultos, sin balas, sin piedras, sin fuegos callejeros…

 Sin añoranzas de ‘viejos’, con qué fuerza cantábamos con Labordeta: “Habrá un día en que todos, al levantar la vista, veremos una tierra que ponga libertad… Hermano, aquí mi mano…  Uniendo nuestros hombros… Sonarán las campanas… Y los campos desiertos volverán a granar unas espigas altas dispuestas para el pan. Para un pan que en los siglos nunca fue repartido entre todos aquellos que hicieron lo posible por empujar la historia hacia la libertad”. Libertad solidaria hacia la libertad social y con pan para todos.

Y Nacha Guevara. Otra canción de nuestra juventud y que sigue fresca también hoy: “Yo te nombro libertad por mi amigo que está preso, porque ha dicho lo que piensa. Por el verso censurado… por el joven exilado, por tu nombre tan prohibido. Te nombro en nombre de todos, por tu nombre verdadero. Por la idea perseguida, por los golpes recibidos. Por el déspota de turno, por los hijos que te matan. Por las tierras invadidas, por los pueblos conquistados. Por la gente sin salida. Por el justo ajusticiado… Yo te nombro libertad”. Libertad que va surgiendo de su negación impuesta. Y que irá resucitando.

                Y la libertad esclava y ficticia, la que parece triunfar. Pero “Nadie está más esclavizado que aquellos que falsamente creen que son libres” porque se les hacen creer. Así: “La publicidad y los medios de comunicación social imponen al individuo no solo la ropa que ha de vestir, la bebida que ha de tomar o la canción que ha de escuchar. Se nos imponen también los hábitos, las costumbres, las ideas, los valores, el estilo de vida y la conducta que hemos de adoptar.

Los resultados son palpables. Son muchas las víctimas de esta sociedad... Personas que viven «según la moda». Gentes que ya no actúan por propia iniciativa. Hombres y mujeres que buscan su pequeña felicidad, esforzándose por tener aquellos objetos, ideas y conductas que se les dicta desde fuera… Es triste ver a las personas esforzándose por vivir un estilo de vida «impuesto» desde fuera, que simboliza para ellos el bienestar y la verdadera felicidad. (Y la verdadera libertad). Pero mientras la meditación sea sustituida por la televisión, el silencio interior por el ruido y el seguimiento a la propia conciencia por la sumisión ciega a la moda será difícil que escuchemos la voz del Buen Pastor, que nos puede ayudar a vivir en medio de esta «sociedad de consumo» que consume a sus consumidores”.[1]

                Y la coda final: “Es cierto, hermanos, que habéis sido llamados a la libertad. Pero no toméis la libertad como pretexto para vuestros apetitos desordenados; antes bien, haceos esclavos los unos de los otros por amor. pues toda la ley se cumple, si se cumple este precepto: Amar a tu prójimo como a ti mismo. Pero si os mordéis y os devoráis unos a otros, acabaréis por aniquilaros mutuamente” (Gal 5,13-15).


[1] José Antonio Pagola. «La necesidad de un guía». Religión Digital – 19.04.2021

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