Opinión

Jesús Moreno

A pie de calle

La ternura

18 de septiembre de 2024

“Podemos vivir sin riqueza, casi sin un duro.
Señores y princesas, ya no hay muchos.
Pero vivir sin ternura no podríamos.
No, no, no, no podríamos.
Podemos vivir sin gloria, que no prueba nada.
Ser desconocido por la historia, y sentirse bien.
Pero no es cuestión de vivir sin ternura.
No, no, no, no, no es cuestión.
Qué dulce debilidad, qué sentimiento tan bonito
esa necesidad de ternura que nos sale al nacer.
De verdad, de verdad, de verdad.
El trabajo es necesario,
pero si hay que quedarse semanas sin hacer nada,
pues nos hacemos a ello.
Pero vivir sin ternura, el tiempo os parece eterno.
No, no, no, el tiempo os parece eterno.
En el ardor de la juventud nacen los placeres
Y el amor lleva a cabo proezas para deslumbrarnos.
Sí, pero sin ternura, el amor no sería nada.
No, no, no, el amor no sería nada.
Cuando la vida implacable nos cae encima,
no somos más que pobres diablos deshechos y defraudados.
Así que sin ternura de un corazón que nos sostenga
no, no, no, no podremos ir muy lejos.
El beso de un niño al hacerle feliz,
se marcha la tristeza, al verlo así vivir.
¡Ay Dios, mi Dios, Dios mío,
en vuestra inmensa sabiduría, inmenso entusiasmo,
haced que lluevan sin cesar en nuestros corazones
mares de ternura, para que reine el amor
hasta el final de los días.
Reine el amor hasta el final de los días”.

«La Tendresse» (La ternura) es un himno de esperanza, ánimo y confianza en el futuro. Con Dios y con todos. Canción bella (o más) con años de historia, pero que revivió con el Covid.  Preciosamente interpretada por 45 artistas franceses

Ahora, sin Covid podemos disfrutarla. Leyéndola serenamente aquí o, sobre todo, buscándola en Internet para gozarla y disfrutarla escuchándola sin ningún Covid molesto.

                Y el Papa Francisco tiene la ternura como actitud y como mensaje casi ordinario. Siempre fundamental. Recordemos algún detalle:

                Comentando el texto de la viuda de Naím, afirma: “Y hay dos rasgos de esa compasión que me gustaría subrayar: la mansedumbre y la ternura ….

                Y luego la ternura. Jesús no le dijo: “No llore, señora”, estando distante. No. Se acercó, quizá le tocase el hombro, o la acarició. “No llores”. Ese es Jesús. Y lo mismo hace con nosotros, porque es cercano, está en medio de la gente, es pastor. El otro gesto de ternura es levantar al hijo y entregárselo a su madre. En definitiva, humilde y manso de corazón, cercano a la gente, con capacidad de compadecerse y con esos dos rasgos de mansedumbre y ternura. Ese es Jesús. Y hace con todos nosotros, cuando se acerca, lo que hizo con el chico y su madre viuda. Esa es la imagen del pastor, y de esa debemos aprender los pastores: cercanos a la gente, no a los grupitos de los poderosos, de los ideólogos… ¡Esos nos envenenan el alma, no nos hacen bien! El pastor debe tener el poder y la autoridad que tenía Jesús, de la humildad, de la mansedumbre, de la cercanía, de la capacidad de compasión, de la ternura”.

                El pastor y todo bautizado. Porque, sin ternura, el amor no sería nada.

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