Opinión

Jesús Moreno

A pie de calle

Inconforme esperanzado

31 de mayo de 2023

“Es obligatorio creer que las cosas pueden cambiar y hay que colaborar. Karl Popper dice que no tenemos derecho a decir a nuestros hijos que han nacido en un mundo horrible cuando hay tanta gente que merece y podría ser ayudada. O sea, que hay mucho que hacer”.  Esto nos decía JUAN LUÍS ARSUAGA en XLSemanal. N.º 1856. 21-27 mayo 2023 y que yo recogía en mi comentario de la semana pasada. Estamos llamados a ser optimistas porque hay mucho que hacer. Razón auténtica del verdadero optimismo: hay mucho que hacer. Optimista no es el que cree o afirma que todo va bien. Esa egoísta afirmaciónconduce a la inactividad y a una vida cómoda, encerrada en el yo, que no comprende ni acepta que todos estamos relacionados y que la mala situación de uno es también mía y me llama a la colaboración posible y generosa desde mi propia situación.

Para ese verdadero optimismo -porque hay mucho que hacer y no porque todo va bien, hay que tener los pies bien fijos en la tierra, en la realidad, en la vida de tantos y tantos que no saben qué es eso de ser optimista, porque en su vida no tiene fundamento ni vida tal experiencia. Este optimismo creativo no solo debe tener los pies en la realidad, sino también las manos y la cabeza, y, sobre todo, el corazón.

Este realista optimismo tiene dos características que me parecen imprescindibles: inconformismo y esperanza. Una de rechazo ‘de lo que hay’ (inconformismo), y otra de construcción ‘de lo que debe haber’ (esperanza). Dos características que hay que poner por obra. De lo contrario, deja de existir tal optimismo. Y nuestra vida se convierte en chata y roma: no tiene dirección ni punta que impulse hacia un futuro más digno para todos.

Estas dos características nos las ofrece un cristiano laico latinoamericano, Mauricio López Oropeza,[1] con estas palabras:

“Inconforme porque el mundo no anda bien; inconforme porque hay muchas cosas que sabemos que deben cambiar.

Esperanzado porque todos los días, en cada momento, vemos signos presentes de Reino, testimonios pequeños. sencillos, en testimonios también de Iglesia de reforma estructural, en testimonios de pueblos que dan la vida.

Se plasma una experiencia, vista desde unos ojos específicos, del sentirnos totalmente limitados, indefensos y pequeños, dueños de nuestra profunda fragilidad como criaturas que ponen sus vidas como meros medios. Pero también, desde el sentido de caminar bajo la hermosa lógica de Dios, de sabernos parte de un plan mayor en el cual somos partículas imprescindibles”.[2]

Y, con alma y escritura de poeta, profundiza en el ser partícula imprescindible:

“Con la fe profunda e inquebrantablemente frágil que me ha sido dada como testimonio,

y que me fue sembrada como semilla de posibilidad,

te ofrezco mi ser roto,

con la certeza de que en la firme delicadeza

de tu abrazo de padre y madre

lo habrás de hacer todo nuevo.

Lo roto será sanado,

lo frágil fortalecido,

y lo sano que seguro se volverá a quebrar

también te lo ofrezco como mi vida toda”.

La inconformidad es necesaria, pero insuficiente. Se puede estar inconforme con muchas cosas y emprenderla a sillazos. Y acaban destrozadas las cabezas y las sillas sin solucionar nada. Solo lo hemos puesto peor. Los ejemplos están a pie de calle y a la vuelta de la esquina. El ejemplo supremo: las guerras.

La inconformidad, sí, pero colmada de esa esperanza que sabe descubrir y leer todo lo bueno que sucede a nuestro alrededor y en nosotros mismos, lo fortalece y lo proyecta hacia el futuro que comienza hoy.

Desde la inconformidad pacífica y esperanzada,

“Lo roto será sanado,

lo frágil fortalecido,

y lo sano que seguro se volverá a quebrar

también te lo ofrezco como mi vida toda”

No maltratemos ni la inconformidad ni la esperanza. “Y no entristezcáis al Espíritu Santo de Dios, por el cual fuisteis sellados para el día de la redención” (Ef 4,30).


[1] En su libro Discernir la voz de Dios en este kairós eclesial, publicado en Colombia.

[2] ANGEL ALBERTO MORILLO. Reflexiones desde la Amazonía. Misión CELAM. 14 mayo 2023, 12.

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