Opinión

Isabel de Salas

Ideología de género: jugando a ser Dios

17 de febrero de 2021

Hombre y mujer los creó… Así lo dice el Génesis y así nos lo recuerda el documento de la Congregación para la educación católica de junio de 2019, así como el Papa Francisco en numerosas ocasiones. 

Estos días se habla del proyecto de ley Trans, encuadrado en la ideología de género, que premitiría el cambio de sexo de forma legal solo por desearlo, sin ni siquiera pasar por el quirófano ni tomar hormonas que traten de  modificar lo que la naturaleza ha dado a cada uno.

Se trata, en primer lugar, de una barbaridad jurídica pues se quiere proteger un deseo y no un bien jurídico.

Los deseos son eso, deseos y el Derecho no debe ni puede protegerlos pues la lista sería interminable y subjetiva. ¿Qué deseo protege y cuál no? ¿Por qué  financiar desde el poder público unos y no otros?

Las leyes no se pueden basar en el terreno pantanoso de los sentimientos, de modo que otorguen derechos a quien los tiene. En el caso que nos ocupa: hoy me siento hombre y tengo derecho a serlo, y si con el tiempo vuelvo a sentirme mujer, tendré derecho a volver a serlo, o tal vez  de un tercer género, ¿por qué no?

Cosa muy distinta es proteger y fomentar valores como el respeto, la tolerancia, la no discriminación por razones de orientación sexual. Y eso ya lo dice la Constitución Española en su artículo 14 y se recoge en el espíritu de multitud de leyes. Pero eso es una cosa y otra, crear toda una ideología, la de género, que se impone como pensamiento único del que disentir equivale a ser tachado de homófobo, retrógado,y preconstitucional.

La ideología de genero elimina la distinción natural  hombre-mujer. Reduce la sexualidad humana a una cualidad desligada de la esencia de la persona que se puede elegir de forma autónoma.

El hombre se coloca en el centro de la creación decidiendo en cada momento sobre su sexualidad como si ésta no tuviera que ver con su esencia como persona. 

El poder creador de Dios queda eliminado pues el hombre se construye a sí mismo, crea su identidad al ritmo de sus emociones.

Esto es tan peligroso como irreal. El hombre y la mujer son lo que son: hombre o mujer creados por Dios y eso impregna todo su ser, su existencia, su personalidad.

Querer cambiar la naturaleza es algo que no sale gratis y de eso, de los efectos psicológicos posteriores, se habla poco.

Que no nos confundan. Tolerante no es tragar con todo, como negar la propia naturaleza. No hay mejor tolerancia que la de un cristiano porque se basa en el reconocimiento de la  dignidad de todo hombre por el hecho de ser hijo de Dios. Si a eso añadimos los ojos de la caridad con la que debemos mirar a toda persona, sabremos comprender a todos, pero buscando su bien que solo se encuentra en el respeto a la obra creadora de Dios.

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