Hace unos días vi un vídeo en Youtube donde, en junio de 2016, el Papa Francisco pidió desde San Pedro remangarse la camisa y hacer obras concretas. “La gente pasa por la vida sin darse cuenta de las necesidades de los demás (…) es que la gente pasa sin vivir. Es gente que no sirve a los demás. Recordad bien: quien no sirve para servir, no sirve para vivir.” El Papa Francisco habla es un estilo de vida, una actitud de empatía que nos permite, con actos concretos, ponernos en marcha para que no se quede en voluntad, en teoría, sino en testimonio concreto.
Esta praxis se visualiza de forma extraordinaria en un equipo deportivo, y más aún en un club o entidad. Es urgente, para la consecución de objetivos a largo plazo, la incorporación de personas con unos valores que pongan de manifiesto habilidades empáticas con los suyos y con sus compañeros de otros deportes. Que sean capaces de comprender el sentido del sacrificio personal por el bien del conjunto de las personas que forman el equipo, club o entidad. Que puedan anteponer en un momento juego, o de la temporada, el interés general frente al individual.
“Hoy apenas jugaré minutos, pero así debe ser, estaré animando al equipo” es lo que el entrenador y compañeros necesitan escuchar del jugador que, por las circunstancias, no jugará un partido determinado. Su actitud puede engrandecer las habilidades del entrenador y resto de jugadores. O, por el contrario, distraerá a los jugadores y absorberá sus energías.
“Jugaremos a ganar, y sabemos que la entidad hará todo lo posible por nosotros” es lo que el directivo o gestor deportivo necesita escuchar para hacer perfectamente su trabajo sintiendo el apoyo y respaldo de sus técnicos y entrenadores. La crisis económica ha afectado de forma muy severa en el deporte Español. Los recursos escasean, y la presión de los deportistas y técnicos no facilita tomar buenas decisiones.
“Has hecho lo que debías, pues es lo que indicó el entrenador” es lo que el entrenador necesita escuchar de un padre que se dirige a su hijo tras un encuentro. Pese a que él no entienda el sentido deportivo y estratégico de las decisiones del entrenador. Esta actitud facilitará el respeto a la autoridad que es el entrenador y el buen clima de entendimiento en el equipo.
Servir a los demás comienza, aún sin haber realizado aún ningún acto concreto, practicando la empatía. Confiando en el criterio del prójimo sin juzgarlo y en el sentido del conjunto de los intereses del colectivo.