Estas tres últimas mañanas me he levantado rarillo y con la sensación de que todos los días son “lo mismo”, que la vida es muy gris y sin chispa. No siento que vivir es un privilegio, y eso es deprimente. Pero, si tienes un día amargo, revuélvelo porque quizá tiene azúcar en el fondo.
La idea de rutina (muchos lo llaman normalidad) me ha asustado porque tiene un olorcillo a muerte. La rutina impide saborear la vida. No me quiero resignar. Quiero aprender a sonreír mientras espero. Hoy es el primer día del resto de mi vida y siempre he dicho que quiero estar vivo todos los días de mi vida. No quiero ser sedentario ni caminar por pistas señalizadas: quiero ser viajero a campo través.
No pongo en duda que hoy puede ser un día perfecto para ser feliz, pero para eso tengo que recargar las pilas. Me he sentado en mi sillón de pensar y con boli y papel. He reconocido que no todos los días son buenos, pero en todos los días hay algo bueno. He empezado a motivarme. Quiero sentir que estoy vivo, que crezco y avanzo porque estoy a cargo de mi persona. Me he dicho a mí mismo: Dedícate a CRECER, CREER y CREAR. Sé que no existe progreso sin proceso, ni siquiera en el campo de la fe. El peculiar jesuita boliviano, Luís Espinal Camps, rezaba así: “Jesucristo, líbranos del culto a las fórmulas. Que comprendamos que lo esencial es encontrarte, y que los medios son lo de menos. No queremos unas estructuras que satisfagan nuestra rutina, y ya no nos lleven a Ti, Dios de la intimidad y del amor sin palabras.” Los cristianos no somos productos terminados. Somos hijos e hijas de Dios en proceso.. También lo repetía el famoso pastor evangelista Billy Graham: Ser cristiano es más que una conversión instantánea , es un proceso diario en el que creces para parecerte cada vez más a Cristo.
Nada es un error; todo es aprendizaje. El aprendizaje ocurre cuando alguien quiere aprender, no cuando alguien quiere enseñar. Para crecer como persona hay que alimentarse. La dieta no es solamente lo que comes, es lo que miras, lo que lees, la gente de la que te rodeas… Debo ser más consciente de esto.
Aprender ¿qué?: lo que la vida me enseñe. Hay muchas cosas que ni siquiera sé que no sé. La vida consiste en crearme a mí mismo. Tengo que “aprender a aprender” porque nadie lo puede hacer por mí. No podemos cambiar aquello de lo que no somos conscientes. Hay dos grandes días en la vida: el día que nacemos y el día que descubrimos para qué. Saber cuál es mi papel en la vida es distinguir qué cosas tienen sentido para mí.
Vale: ya me siento el piloto de mi vida y el capitán de mi alma. Sé que hay algo especial y totalmente distinto esperándome en algún lado. Al final todo saldrá bien y si no sale bien… es que no es el final. Que la vida me perdone las veces que no la viví. Contento de que siempre seré yo y, además, como cantaba Sinatra, “a mi manera”.
Y, ahora, ¡en marcha! Me levanto del sillón. ¿Qué semillas puedo plantar hoy?