Tengo un amigo, ex compañero de trabajo que usa mucho las generalidades: la gente es…. otros la toman con los jóvenes: los jóvenes son… o la Iglesia es… normalmente cuando queremos destacar algún defecto. “La gente” no es toda mala y criticona. Hay gente estupenda que se desvive por los demás. Ni los jóvenes son todos unos gamberros que solo hacen botellón. Yo, que pertenezco a la Acción Católica General de España conozco gran cantidad de jóvenes con unos valores humanos y cristianos que para nosotros los quisiéramos.
Por supuesto pasa lo mismo con la Iglesia. Cierto que tenemos la tristeza de que haya cristianos que no merecen ese nombre, por desgracia incluso entre la jerarquía. Pero hay tantos y tantos que siguen las huellas del Maestro, y lo hacen sin ruido, sin darse a entender porque normalmente la bondad es silenciosa. Creo firmemente que cada uno daremos cuenta de nuestros actos, y también firmemente espero en la misericordia del Señor y que no nos castigue (que Dios no castiga), demasiado severamente.
Dicho esto, tengo que reconocer mi pecado en cuanto que yo también he generalizado en algunas ocasiones, aunque creo que ya he sido capaz de rectificar. Y es que hace algún tiempo, creo que desde que se empezó a hablar de los bienes de las parroquias oscenses depositados en el museo de Lérida, y mucho más después con la crisis con el Gobierno catalán que generalicé hablando de “los catalanes”. He tenido que reconocer que no todos los catalanes están en la misma onda. Que están los independentistas que manifiestan una falta total de respeto a las leyes y los constitucionalistas que, además de catalanes también se sienten españoles.
Reconozco con pesar que no tengo ninguna simpatía por los independentistas, a pesar de que los considero tan hijos de Dios como todos los demás en el mundo, pero eso de creerse los mejores y mirar al resto de la humanidad por encima del hombro, me saca de mis casillas. Considero que son unos egoístas que nunca tienen bastante con lo que tienen.
También tengo que decir que, por lo que he oído, alguien tergiversa la Historia para beneficio de esa Comunidad, y si la educación va por ese camino, no todos tienen la misma culpa. Un estudiante al que le inculcan desde pequeño esa superioridad de Cataluña no es responsable en la misma medida. Hoy toda España está pendiente de lo que hacen y dicen en Cataluña. Espero y pido a Dios que todo se solucione de la mejor manera posible.
De momento deberíamos, yo la primera, evitar las generalizaciones. De las malas acciones ya se ocupan suficientemente algunos medios de comunicación, porque eso vende y hay gente que disfruta con el morbo. Los cristianos debemos ser diferentes que, sin encubrir las malas acciones, destaquemos con fuerza la bondad de la gente buena, distinguiendo claramente unos de otros para no caer en generalizaciones.