Opinión

Víctor Vicente

Ganar: ser mejor que ayer

4 de enero de 2018

En ocasiones las reacciones de nuestros hijos ante la victoria y la derrota nos suponen un reto. Para ellos todo es una competición. Una competición entre hermanos, entre primos y entre amigos. Todas las circunstancias dan pie a una carrera: para cruzar la calle, para jugar al balón, para ir en bici… Siempre quieren ganar. Las reacciones emocionales ante la victoria o la derrota de cualquier simple experiencia competitiva no se hacen esperar. La euforia manifestada de forma exagerada en la victoria, y el victimismo, tristeza y frustración en la derrota.

Para poder gestionar estas emociones de nuestros hijos o deportistas suelo hacer una simple pregunta a los jóvenes respecto al origen de la reacción: ¿qué es ganar?

La respuesta parece lógica, ganar significa siempre haber vencido al contrincante.
A continuación allá va siempre la siguiente pregunta:

¿Qué es lo que realmente prefieres, ganar en este momento a tu contrincante, o ser cada día un mejor deportista?

A esta pregunta ya suelen tardar más en contestar, al menos ya están reflexionando sobre lo sucedido. Antes de dejar contestar suelo hacer el siguiente comentario:

Fíjate bien, si corres junto a otro niño algo más joven ganarás con facilidad. Sin embargo, al correr junto a otro niño que tenga unas piernas más largas y haya practicado antes esta modalidad deportiva perderás con seguridad. ¿Qué carrera es más justa?

Aquí ya parece que se han desmontado sus prejuicios lo suficiente como para construir una nueva idea sobre el concepto ganar.

La respuesta está en compararte no solo con tus rivales sino con un estado anterior. ¿Cómo tú corriste la última vez, cómo lo hiciste ayer? ¿Lo hiciste más rápido, de forma más inteligente, mejoraste tu técnica, tu trabajo en equipo? En definida, ¿tú eres mejor deportista que ayer? Si es así, entonces ganaste. Puede que en una rotunda derrota puedas obtener la mayor victoria de tu temporada, siempre que te compares contigo mismo. De igual forma que una holgada victoria no asegura un progreso personal.

Es obvio que los contrincantes forman parte de la competición, que deben estar ahí para motivar nuestro progreso cuando perdemos y valorar nuestro esfuerzo cuando ganamos, pero nunca deben hacer perder el significado del esfuerzo en los jóvenes deportistas: ser cada día mejor persona y deportista.

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