Opinión

Ángel Lorente Lorente

Hacia una Iglesia Sinodal

Fortalezas, dificultades y retos de la fase de implementación del Sínodo

7 de enero de 2025

1.- La importancia de la fase de implantación del sínodo

Este sínodo no ha sido un evento, sino un largo proceso iniciado en 2021 y continuado a finales de 2024 con la aprobación y publicación del Documento final. Ahora seguimos en sínodo con la fase de implementación y toca acoger el Documento, recibirlo y comenzar a aplicar algunas de sus propuestas e indicaciones concretas y operativas a todos los niveles eclesiales y madurar otras, a medio y largo plazo. Para ello, en el nº 9 del texto, nos invita a que hagamos una evaluación de los progresos sinodales que hemos vivido tanto a nivel personal, como a nivel comunitario y estructural-diocesano: “También debería preverse una evaluación de los progresos realizados en materia de sinodalidad y de participación de todos los bautizados”. Y otro tanto habría que hacer con las dificultades encontradas para dar pasos de avance sinodal. Por ello, me atrevo a exponer algunas consideraciones desde mi perspectiva personal que, como un bautizado más, me animan y preocupan a la vez. Agradezco la oportunidad y animo desde este blog a que se aporten perspectivas evaluadoras similares o discrepantes que contribuyan al diálogo y encuentro sinodal en las diócesis aragonesas.

2.- Seguir caminando juntos en la diócesis, aun con dificultades

Tras mi experiencia personal en estos tres años en la diócesis de Zaragoza, desde la pregunta inicial del Sínodo de cómo caminamos juntos para hacer cada día una iglesia más sinodal y misionera y qué pasos tenemos que dar para avanzar, es bueno que los bautizados iniciemos ya procesos de evaluación en los que compartamos entre nuestras diócesis las fortalezas y dificultades que vamos encontrando para seguir adelante, aun a riesgo de ser subjetivos.

2.1. Algunas fortalezas en la diócesis en este proceso:

  • La diócesis de Zaragoza tiene una experiencia sinodal, al menos desde el sínodo diocesano de 1984-86, convocado por D. Elías Yanes, como recordó en este blog Isidoro de Miguel. Posiblemente esa fue una de las diversas razones del elevado nivel de participación en la fase sinodal diocesana (2021-22), con más de 360 grupos, acompañados por unos coordinadores que tuvieron tres sesiones de formación y acompañamiento.
  • Aquellos grupos sinodales estuvieron formados sobre todo por laicos y laicas, otra fortaleza más, y con mayoría abrumadora de mujeres (765, el 66 % del total de participantes), así como de miembros de la vida consagrada. También participaron sacerdotes, pero en menor número. En cambio, en las fases continental y de Iglesia universal el nivel de participación fue decayendo a 63 grupos en la fase continental y menos aún en la siguiente.
  • A nivel estructural y diocesano, el sínodo ha estado presente en las reuniones y órdenes del día de los consejos presbiteral y diocesano de pastoral desde 2021, en el equipo diocesano del Plan VITA, en las reuniones de vicarías, en las delegaciones, en asociaciones laicales diocesanas, en medios digitales…
  • Siguiendo algunas propuestas sinodales, en los dos últimos cursos en Zaragoza, se ha insistido mucho en la vocación bautismal a la que hemos sido llamados y que nos lleva a ser discípulos misioneros, centrándose en el primer anuncio, así como en la participación en los consejos parroquiales, en la creación de grupos de fe y vida y en el acompañamiento personal, como recoge el Plan diocesano de pastoral VITA.
  • Se ha ido incrementando el número de laicos y laicas que ostentan responsabilidades diocesanas. Con datos de 2024 del consejo diocesano de pastoral, casi todas las delegaciones episcopales las dirigen laicos y laicas, pero aún es más relevante que las vicarías estén representadas en dicho órgano por consejeras en un 75% y que las delegadas episcopales alcancen el 56 %. Otros datos: en los últimos tres años, una mujer es la coordinadora, con un vicario, de la pastoral diocesana; otra, secretaria del CRETA y otra, presidenta de la O.D. “Santo Domingo de Silos”.

El laicado está haciendo poco a poco camino sinodal, si leemos los nº 57 a 60 del Documento final.

2.2. Algunas debilidades de nuestro proceso diocesano

  • La síntesis diocesana de 22 de mayo de 2022 ha sido tenida en cuenta, pero de forma insuficiente en nuestras planificaciones parroquiales y diocesanas; también sacamos poco partido del Informe de escucha a no creyentes y a asistentes a las eucaristías dominicales (1100 personas) que hizo un sociólogo también en la fase diocesana.
  • El proceso de participación de los grupos sinodales ha ido decayendo curso a curso, de tal modo que, en estos momentos, tras la presentación del Documento final, puede haber no más de una docena de grupos que quieren trabajarlo y acogerlo. ¡Ojalá se sumen muchos más a partir de enero!
  • Pero no será fácil, porque en el actual curso 2024-25 hay una excesiva acumulación de procesos y eventos eclesiales que no ayudan a la gente a centrarse: continúa la aplicación del plan diocesano VITA y como novedades tenemos el año jubilar 2025 en toda la iglesia católica y el congreso nacional de las vocaciones en España. En medio de tanto trabajo ya planificado, ahora será difícil motivar y animar a que se acoja y conozca el Documento final del sínodo porque algunos lo verán como sobrecarga y saturación, cuando, en mi opinión, el sínodo es el fenómeno eclesial más importante desde el Vaticano II y tendría que ser prioritario para el laicado y la diócesis.
  • Tal vez por eso, acometer procesos de evaluación a los que nos anima el Documento final en el nº 9 no será fácil de aquí a final de curso, pero habrá que intentarlo. Encontramos en algunos ámbitos prácticas y formas de evaluar, pero habría que renovarlas y mejorarlas, siendo más autocríticos, sin falsos corporativismos, y hacerlo con un espíritu evangélico de corrección fraterna.
  • Hemos experimentado poco la metodología de la conversación en el Espíritu, aunque se ha hablado bastante de ella y es básica para escucharnos y discernir. Tendríamos que formarnos.
  • Hay una parte de las parroquias, sacerdotes y laicado que han vivido desde la lejanía el proceso sinodal, pero ahora sería el momento de subirse al tren sinodal.

2.3. Algunos retos a corto y medio plazo

A partir de estos avances y dificultades, creo que todos podemos dar pequeños pasos sinodales a lo largo del año jubilar, tanto en nuestras parroquias como en las diócesis de Aragón, porque hay indicaciones concretas y operativas en el Documento final, muchas al alcance de la mano; también dirigidas a quienes se han puesto de perfil en estos tres cursos. Por eso, como se propuso en Zaragoza el día 13 de diciembre -ver vídeo en https://youtu.be/dGM5RizCw9E – tenemos que convertirnos en misioneros sinodales:

  • Es importante en estos primeros meses de 2024 dar a conocer este Documento final, ya convertido en magisterio eclesial pontificio ordinario, y acogerlo en las vicarías y arciprestazgos, en el laicado asociado, en la vida consagrada y en los diversos organismos diocesanos (en Zaragoza, el 15 de marzo se abordará en una reunión conjunta de los consejos presbiteral y pastoral).
  • Los dos órganos de participación diocesano, las seis vicarías, todos los párrocos y los consejos parroquiales, entre otros, tenemos una gran tarea por delante. En algunos casos se tratará de ayudar y de comenzar donde no se quiso o no se pudo participar en el proceso sinodal: la iglesia nos ofrece una nueva oportunidad.
  • Por ello, desde nuestro obispo hasta el último sacerdote, diácono permanente o seminarista, así como hasta el último laico/a y religioso/a, todos estamos llamados a una conversión de las relaciones, los procesos y los vínculos en nuestra diócesis y comunidades, adoptando medidas concretas a corto, medio y largo plazo. Iniciemos de aquí a final de curso un proceso de discernimiento comunitario que sea progresivo y respetuoso con los distintos ritmos, para poder caminar juntos en la diócesis, como propone el equipo sinodal diocesano.
  • Para incrementar la transparencia, comencemos con sencillos procesos de evaluación diocesana de los logros sinodales alcanzados de 2021 a 2024, para lo cual hay que partir de la síntesis diocesana de 22 de mayo de 2022, disponible en el enlace: https://app.box.com/s/swx4djsb6em7bld33xwcqxdyh6hmvnn6
  • El Documento, en los procesos de rendición de cuentas y de toma de decisiones, recoge que la autoridad (obispo, vicarios, párrocos, laicos con responsabilidades diocesanas…) está obligada a consultar, según los nº 91-92.
  • La formación de todo el Pueblo de Dios para ser discípulos misioneros, que comienza con la iniciación cristiana, tiene que priorizar temas, como potenciar el aprendizaje del discernimiento eclesial para la toma de decisiones y el acompañamiento de personas y grupos. Aquí es fundamental conocer y experimentar la metodología de la conversación en el Espíritu: demos a conocer en qué consiste una espiritualidad sinodal (nº 43) en las próximas propuestas de formación diocesanas.
  • Y, por último, cuidar en nuestras parroquias la escucha de “todos, todos, todos”, que dice el papa, también de los alejados y de los pobres, y promover la celebración de unas Eucaristías dominicales cada vez más sinodales y participativas, donde en la predicación se citen expresamente mensajes sinodales como este: la Eucaristía nos lleva siempre a la misión.

Sigamos caminando juntos poco a poco con la esperanza que no defrauda, lema del año jubilar, y con la ayuda del Espíritu, verdadero protagonista de este proceso sinodal, ya imparable, porque está soplando donde quiere y como quiere en este año jubilar 2025 que hemos iniciado, llamados también a la conversión sinodal.

Este artículo se ha leído 56 veces.
Compartir
WhatsApp
Email
Facebook
X (Twitter)
LinkedIn

Noticias relacionadas

19 diciembre 2024
Este artículo se ha leído 56 veces.