Celebrando estas fechas en un ambiente al cien por cien musulmán pero no por ello ajeno a lo que se celebra. Los musulmanes no celebran la Navidad, como tal, tampoco celebran cumpleaños, en general, ni siquiera los aniversarios de los Profetas, incluido el nacimiento del Profeta Muhammad. Pero también es cierto que muchos países, entre ellos Marruecos, sí que celebran el Mawlid y los Sufíes lo tienen como fiesta principal. Sin embargo, esta conmemoración no goza de unanimidad dentro de la sociedad marroquí. Algunos, incluidos los salafistas, consideran que conmemorar el cumpleaños del Profeta es una herejía porque no se basa en los fundamentos de la Sharia islámica. Por otro lado, los sufíes, ven esta celebración como una sunna que debe ser preservada. En otros países es considerado casi como pecado su celebración. Por eso no se puede generalizar. Tampoco es de extrañar que los que consideran una herejía la celebración del nacimiento de su Profeta, obviamente considerarán lo mismo para la Navidad.
Nosotros celebramos la Navidad compartiendo las celebraciones en las distintas comunidades cristianas del Reino. En las grandes ciudades re reúnen gran número de fieles en la Vigilia de Noche Buena y en la Eucaristía del domingo. Los estudiantes y emigrantes subsaharianos le dan un to que animado, alegre y festivo. Ellos componen las distintas corales de las parroquias que con sus túnicas de colores, sus danzas, ritmos y alegría contagian a todos los asistentes y hace realidad la alegría festiva de la Navidad. En Midelt, los cristianos somos muy escasos en invierno, faltan los huéspedes, y la asamblea la componemos la comunidad de las Hermanas Franciscanas y los monjes, pero no faltarán ni el Belén, ni los villancicos, ni los adornos. Nuestros vecinos musulmanes nos felicitarán todos, nos obsequiaran con dulces y compartirán nuestra alegría
En España estamos acostumbrados a ver llenarse nuestro entorno de adornos típicamente navideños (estrellas, luces, abetos, gorros rojos,…) pero no se ha quedado ello solamente en nuestro mundo cristiano. Este fenómeno navideño ha traspasado fronteras y culturas y se ha universalizado, al menos en su aspecto externo y decorativo. Unos lo achacarán a la globalización, otros a la colonización cultural. Pero no entremos en análisis, causas y efectos, etc. Vayamos simplemente al hecho de que la Navidad está aquí y es un acontecimiento universal, aún después de 2000 años de la primera Nochebuena. Este aspecto externo de la Navidad también ha llegado, en cierta medida, a Marruecos y es normal encontrar zonas comerciales y supermercados adornados con guirnaldas de Navidad, pastelerías que ofrecen el “tronco de Nochebuena” o el “Roscón de Reyes”. Hay tiendas donde se venden abetos de Navidad, disfraces de Papá Noel y complementos para estas fechas. Y también vemos publicidad de fiestas de Reveillones y Cotillones, como en Europa.
Pero podemos aprovechar para ver las concordancias entre el nacimiento de Jesús para los cristianos y el de Issa Masih Ibn Maryam (Jesús el Mesías hijo de María), como llaman a Jesús en el Islam. Para algunos puede que sea algo que desconocían.
No obstante en los últimos tiempos, en los países de clara tradición cristiana, han aparecido iniciativas de suprimir el belén y otros símbolos religiosos navideños para no herir la sensibilidad de los musulmanes y sin embargo, en 25 países de mayoría musulmana se considera fiesta nacional la Navidad católica (25 de diciembre) o la Navidad ortodoxa (6 de enero), en honor al nacimiento de Jesús. Entre estos, podemos citar a Bangla Desh, Egipto, Senegal, Nigeria, Indonesia, Líbano y Malasia… Con lo cual queda claro que millones de musulmanes en el mundo celebran la Navidad. Esto incluye en muchas ocasiones el poner un árbol de Navidad o la creciente aceptación de figuras como el Papá Noel. La conclusión está clara: que los enemigos de belén, de los villancicos o de la fiesta del nacimiento de Jesús son los que van de “laicistas” que no tienen la valentía de decir que son enemigos de esta civilización occidental y cristiana y que usan como excusa a los musulmanes.
Pero hay que aclarar que no existe una navidad musulmana, puesto que en el Islam no se celebra la natividad de Jesús ni de ningún otro profeta o mensajero de Dios.
Esto sin embargo, de ningún modo significa que Jesús hijo de María (Isa ibn Maryam en el Corán) no tenga relevancia en el Islam. Jesús es el Mesías, la palabra del Creador y un espíritu proveniente de Él. Mencionado al menos veinticinco veces en el Corán, le consideran tan suyo los musulmanes como los cristianos. Los musulmanes creen en él, lo aman y le honran. Y hay que añadir que no se puede profesar el Islam sin aceptar que el Mesías Jesús nació de María Virgen, devolvió la vista al ciego, sanó leprosos y resucitó muertos. Y, que todo musulmán espera la segunda venida del Mesías como presagio del Último Día.
Hay que recalcar, cuanto sea necesario, que los musulmanes respetan y veneran a Jesús, y lo consideran uno de los más grandes mensajeros de Dios a la humanidad. Un musulmán nunca se refiere a él simplemente como “Jesús”, sino que agrega siempre la frase “sobre él sea la paz”. Tanto Jesús y la Virgen María son venerados en el Islam que son considerados inmaculados, que nacieron y vivieron toda su vida inmaculados. Por ello antes de la aparición de Jesús en el Corán aparece un prólogo, que describe el nacimiento de su madre, María, y su servicio en el Templo de Jerusalén, mientras estuvo bajo los cuidados de Zacarías, padre de Juan Bautista. El Corán describe posteriormente la concepción de Jesús. María, de quien el Corán asegura que fue escogida por Dios de entre las mujeres de todos los mundos, concibe a Jesús mientras aún es virgen. Jesús fue Creado por Dios, en el vientre de María, sin contacto carnal, por medio de la palabra de Dios, su Verbo, que el Ángel Gabriel llevaba como Mensajero de Dios: KUN FAYA KUN! Sé y Jesús se hizo. Y en los Evangelios leemos que “el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros. Y el verbo era con Dios y el Verbo era de Dios.» Así, el Corán reconoce que Jesús es el Verbo encarnado de Dios. A Jesús, Dios lo creó, desde el concepto islámico, directamente a través de su palabra, el Verbo Sé ( Kun), como lo hizo al principio de la Creación, incluyendo a Adán. La grandeza adicional recae en la Virgen María, quien Dios escoge para depositar su Palabra. Tenía que ser Inmaculada. En el caso de Adán, el papel de la Madre, lo ejecutó la Madre Tierra. María es la única mujer escogida para este fin, por eso Dios la hizo Inmaculada, que el Corán reconoce y que la Biblia, así mismo lo reconoce indirectamente, a través de la palabra el Ángel: Salam Aleki Mariam, llena eres de Gracia… y estar llena de gracia, es estar 100% pura, esto es Inmaculada. La virgen María, para los musulmanes, es la Mujer más pura que ha habido y habrá. El Corán confirma su nacimiento virginal (un capítulo del Corán tiene por nombre “María”), y considera a María la mujer más pura de toda la creación.
El Corán describe de la siguiente manera el anuncio de su nacimiento:
“Y cuando los Ángeles dijeron: ¡Oh, María! Allah te ha elegido y purificado. Te ha elegido entre todas las mujeres del universo. ¡Oh, María! Adora a tu Señor, prostérnate e inclínate con los orantes.
Y cuando los Ángeles dijeron: ¡Oh, María! Allah te regocija con Su Palabra [¡Sé!] Su nombre será el Mesías Jesús, hijo de María. Será distinguido en esta vida y en la otra, y se contará entre los más próximos a Allah. Hablará a los hombres en la cuna y de adulto, y se contará entre los virtuosos. Dijo: ¡Oh, Señor mío! ¿Cómo podré tener un hijo si no me ha tocado ningún hombre? Le respondió: ¡Así será! Allah crea lo que Le place. Cuando decide algo, sólo dice: ¡Sé!, y es”. (3:42-7)
Para el Corán Jesús nació milagrosamente, proveniente del mismo poder que había creado a Adán sin un padre y nos comunica que durante su misión profética Jesús realizó distintos milagros. El Corán nos informa que él dijo:
“Os he traído un signo de vuestro Señor. Haré para vosotros con barro la forma de un pájaro. Luego soplaré en él, y con el permiso de Allah, tendrá vida. Con el consentimiento de Allah, curaré al ciego de nacimiento y al leproso, y resucitaré a los muertos. Os informaré de lo que coméis y de lo que almacenáis en vuestras casas. Ciertamente tenéis en ello un signo si sois creyentes”. (3:49)
Así será, pues tu Señor dice: Ello es fácil para Mí. Y lo convertiremos en un signo para la humanidad y una misericordia. Es un asunto decidido”. (Sura 19 (de María) 20-21).
Esta misericordia para la Humanidad que representa Jesús en el Islam hace que el musulmán sienta también derecho sobre la figura de Jesús conocido en el Islam como el espíritu proveniente del Creador y Su palabra. “Ciertamente el Mesías Jesús hijo de María, es el Mensajero de Allah y Su palabra que depositó en María, y un espíritu que proviene de Él” (Corán 4:171).
En el islam, Jesús es considerado como un Mensajero del Dios Único, siendo considerado como el Logos. Por eso también se usan los términos kalimat min Allah (palabra viniendo de Dios) como definición de Jesús, entendidos como referencia a la creación de la palabra de Dios. En el Corán se nos dice que Jesús fue un enviado de Dios. Nació de la virgen María, sin intervención de un padre, a través del soplo de Gabriel. La sabiduría representada por Jesús no es una sabiduría humana. Él es una manifestación del Logos, el Verbo primigenio. Se trata del milagro de la Palabra liberada de la idolatría de las formas. El Jesús de nuestro ser nos enseña que la sabiduría sagrada es interior a cada ser humano. El Jesús de nuestro ser nos enseña a acceder directamente a la revelación, sin mediaciones. Y acceder al Jesús de nuestro ser implica tomar conciencia de que las llaves de nuestra liberación (de nuestra salvación) son interiores, y que accedemos a ellas al confiarnos enteramente a Dios y al despertar al mundo como teofanía: Mires a donde mires, hallarás la Faz de Dios. Todo en la Creación es signo de Allah, y Allah guía a quien quiere.
En la descripción coránica del nacimiento de Jesús aparecen detalles hermosos hacia el Niño y su madre. En varias ocasiones el Corán narra el nacimiento de Jesús. Mantiene que María estaba en mitad del desierto de Belén cuando los dolores del parto acudieron a ella. Para paliar su agonía, Dios hizo aparecer un pequeño río bajo María para que pudiera beber e indicó que debía sacudir una palmera para hacer caer los dátiles maduros y poder nutrirse de ellos. Aún cogida a la palmera y con los dolores del parto, María oyó una voz que procedía de «debajo suyo» (en alusión a Jesús, aún en su útero) que repitió las palabras de Dios para calmarla. Ese mismo día, María dio a luz a Jesús en mitad del desierto.
Cuarenta días más tarde lo llevó de vuelta con su gente. El Corán narra cómo María juró no hablar el día del primer milagro del Niño, que habló estando ya en su cuna. María llevó el niño al templo, donde hubo de sufrir las burlas de todo hombre con la excepción de Zacarías, el único que había creído en la concepción virginal. Los judíos acusaron a María de haber mantenido relaciones con otro hombre a pesar de no estar casada y, en respuesta, la Virgen les indicó con el dedo que hablaran con su hijo. Enfadados y creyéndose objeto de burla por la respuesta de María, quedaron fascinados en oír la primera profecía de boca del niño, en su cuna.
Verdaderamente es hermoso que los dos primeros milagros de Jesús, que aparecen en el Corán, sean para calmar a su madre y después para defenderla.
Contaría muchas más cosas del Islam con respecto a María y Jesús, pero habrá otras ocasiones. Baste lo expuesto para desterrar toda duda del amor a Jesús y a María que profesan los buenos musulmanes. Me alegraría mucho que haya valido para acercarnos más y eliminar prejuicios.