Opinión

Vicente Jiménez Zamora

Palabras de vida

Día del Papa y Óbolo de san Pedro

30 de septiembre de 2020

Este año, a causa de la pandemia del coronavirus, covid-19, se ha trasladado la jornada del Día del Papa y Óbolo de san Pedro, que tradicionalmente se celebraba el 29 de junio, festividad de los santos Apóstoles Pedro y Pablo, al domingo 4 de octubre, que coincide con la onomástica del Papa Francisco, en la conmemoración de San Francisco de Asís. En esta Jornada del Papa somos invitados, de manera especial, a meditar en su ministerio, a orar por él y a contribuir con nuestras limosnas y donativos a su misión evangelizadora y de caridad.

Orar por el Papa

Ya en la primera hora de la Iglesia, cuando Pedro estaba en la cárcel, toda la comunidad cristiana oraba  insistentemente a Dios por él (cfr. Hc 12, 5). Hoy toda la Iglesia tiene la obligación de orar por su Sucesor, el Papa Francisco. Cuando oramos por el Papa, que “preside la caridad de todas las iglesias”, como afirmó San Ignacio de Antioquia, pedimos también que la Iglesia se mantenga fiel a su Magisterio, para que, como los primeros cristianos, vivamos como hermanos, arraigados firmemente en el amor y en la caridad.

Rostro humano de Pedro: Francisco

Decía bellamente el Papa Pío XII. “Los sucesores de Pedro, mortales también, como todos los hombres, pasan más o menos rápidamente. Pero el Primado de Pedro subsistirá siempre, con la asistencia especial que le fue prometida, cuando Jesús le encargó de confirmar a sus hermanos en la fe. Sean lo que sean, nombre, origen y rostro humano de cada Papa, es siempre Pedro quien vive en él; es Pedro quien dirige y gobierna; es Pedro, sobre todo, quien enseña y difunde por el mundo la luz de la verdad salvadora”. Hoy para nosotros, después de la renuncia de Benedicto XVI, es el Papa Francisco.

Colecta del ‘Óbolo de San Pedro’

Junto con la oración y el agradecimiento, esta Jornada es una llamada a colaborar con nuestras limosnas y donativos al llamado desde hace siglos: ‘Óbolo de San Pedro’, del griego obolós, ‘moneda pequeña’. Por eso exhorto a que se haga en todas las parroquias y templos una colecta y que la cantidad recaudada se ingrese en el Arzobispado, como en años anteriores.

La ayuda al Papa, como signo de comunión, ha de traducirse en una solidaria comunicación de bienes a través del llamado ‘Óbolo de San Pedro’. Ojalá que nuestra ayuda económica sea amplia y generosa, para que el Santo Padre pueda cumplir mejor su ministerio y ayudar a los pobres.

Que el Señor os lo premie y que vuestro comportamiento exprese el cariño, la obediencia y el amor que sentís por el Papa.

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