Opinión

Juan Ramón Royo García

Devociones de Semana Santa

14 de abril de 2025

Las calles de nuestros pueblos y ciudades se llenan estos días de cofrades  participantes y espectadores de las procesiones de Semana Santa, herencia, en mayor parte, de la religiosidad de los siglos XVI y XVII, que se plasmó en diferentes devociones de Cristo y de la Virgen María promovidas por diferentes órdenes religiosas.

Las cofradías de la Vera Cruz estuvieron más difundidas en la corona de Castilla que en la de Aragón, lo que no significa que fueron desconocidas.. En Zaragoza estaba fundada en el convento de los  carmelitas calzados, donde existía una reliquia donada por María de Luna, esposa de Alonso V, y la formaban miembros de la nobleza. Obtuvo indulgencia plenaria de Paulo III III para quienes se disciplinaran o alumbraran algunos de los pasos de la procesión del Jueves Santo y rogasen por la paz (1539). Los gastos excesivos en sus convites hicieron que se echase a perder.  En el registro de decretos del archivo diocesano de 1581-1611 se recogen los estatutos de las cofradías de Illueca, (1595) y Caspe (1602, aunque fue fundada en 1599). En 1593 de Tierga fue agregada a la del Santísimos Crucifijo fundada en la iglesia romana de San Marcelo.

Mas generalizadas fueron las cofradías de la Sangre de Cristo, promovidas por los franciscanos. La más conocida es la de Zaragoza, cuyos orígenes se quieren remontar al siglo XIII. Un ejemplo de su irradiación lo constituye el hecho que la cofradía de la Sangre de Cristo y de la Misericordia fundada en la ermita de san Juan de Alagón (1595) quisiese agregarse a la cofradía romana del Confalón como lo estaba la de Zaragoza fundada en el convento de San Francisco. Estas decisiones estaban motivadas por el deseo de participar de las indulgencias concedidas a estas cofradías romanas, como hizo la de Santa Ana de  zurradores y zapateros fundada en la ermita de la Virgen de los Pueyos de Alcañiz, que realizaba la procesión de la Soledad el Viernes Santo, en 1585. En el citado registro de decretos aparecen los estatutos de las fundadas en  Quinto (1597), Báguena (1599, teniendo también como titular a la Vera Cruz), Mallén (1600), Pozuelo (1601), Lécera y Villar de los Navarros (1606) y Barrachina (1611)

 La Virgen de la Soledad fue una devoción promovida por los frailes Mínimos de san Francisco de Paula. En Zaragoza se establecieron en 1576 y su cofradía se fundó en 1579, siendo renovados sus estatutos en 1594. La formaban miembros de la nobleza. Con el tiempo desapreció. De 1766 son los estatutos de la cofradía de la  Santísima Cruz y de la Soledad en el miso convento. Estos religiosos estuvieron también en Fuentes de Ebro (aquí se fundó la cofradía en 1616) y La Fresneda.

La devoción de la Virgen de los Dolores fue promovida por los servitas. En Aragón solo tuvieron dos conventos en Cuevas de Cañart (Teruel) y Bolea (Huesca). La advocación más antigua vinculada a la misma es en Zaragoza la del Transfixo de Nuestra Señora – transfixión es la “acción de herir pasando de parte a parte”-, con cofradía medieval que en 1592 se unió a la de las Almas del Purgatorio. La fiesta de la Transfixión de la Virgen fue establecía por el arzobispo Lope de Luna en 1399. 

La Virgen de la Piedad fue titular de cinco parroquias en la diócesis de Zaragoza, de ellas tres en al comarca de Belchite.  Aunque da nombre a una importante y moderna cofradía zaragozana, en su origen no parece tener vinculación a la Semana Santa. En Zaragoza tuvo dedicada una cofradía en el convexo de san Agustín, que se decía fundada en tiempos de Jaime I, y cuyas constituciones fueron renovadas en 1759. Al menos la iconografía del altar mayor de Ainzón y la del destruido de Moyuela pertenece al tipo de la Virgen de la Misericordia, que acoge bajo su manto a los fieles cristianos.

Otra manifestaciones fueron el culto a imágenes de Cristo Crucificado y de la Virgen, así como la fiesta de la Corona de Espinas el 10 de mayo, incluida durante siglos en el calendario propio diocesano y celebrada todavía en esta fecha o días próximos en pueblos como Cuencabuena, Gelsa, Longares y Samper del Salz  y en Zaragoza por la cofradía de la Coronación, asociada al culto de reliquias de la Santa Espina,  de la misma que se veneran reliquias de la Cruz, destacando el fragmento conservado en Caspe.

Tampoco se puede olvidar la difusión del rezo del viacrucis, promovido por los franciscanos, con escritos como los de fray Jerónimo Escuela (1673), fray Tomás  Francés de Urrutigoyti (1678) y Miguel de Salinas (1699).

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