Todos lo saben. Sin embargo, bueno es recordarlo y hoy quiero hacerlo acudiendo a una simpática y castiza publicación titulada ‘El culto a la Virgen del Pilar en su templo’, escrita por Santiago Guallar Poza, canónigo bibliotecario de la Santa Iglesia Metropolitana de Zaragoza, y publicada en esta ciudad en 1939. Dice así:
“A las doce de la noche, hora en que según la tradición apareció a Santiago la Madre de Dios en las orillas del Ebro y consagró con su presencia nuestra tierra, desde entonces bendita y sagrada, celebra una misa muy solemne”. Es la llamada ‘Misa de la Venida’ y tiene también su historia.
Esta misa fue fundada por la Condesa de Cerrajería y, para poder ser celebrada a una hora nocturna, el papa Benedicto XV concedió un privilegio autorízándola. La primera vez que se celebró fue en 1916. Para referirse a ella, Guallar dice “la primera misa de esta noche, también buena para Zaragoza y para España”.
La primera fue celebrada por el cardenal Juan Soldevila, terriblemente asesinado unos años más tarde por el odio a la fe. Han sido muchos los zaragozanos que, año tras año, se han acercado y lo siguen haciendo para felicitar a su Virgen en el aniversario de su Venida, situada en el año 40 de nuestra era.
Este año, además de la ‘Misa de la Venida’, celebrada en la Santa Capilla, la víspera se cantará ‘Salve Solemne’ y al mediodía de la conmemoración el Cabildo en pleno celebrará la ‘Misa Conventual’ en el Altar Mayor de la catedral mariana de Zaragoza.
Los Rosarios del Pilar
Que en la catedral basílica de Nuestra Señora del Pilar se reza el Rosario es evidente. Que, entre todos, destaca el ‘Rosario de Cristal’ es notorio -¡qué deseo popular de que vuelva a procesionar en este 2022!-. ‘Rosario de devotos’, ‘Rosario de infantes’, ‘Rosario de la aurora’, ‘Rosario de mayo’.
Me ha sorprendido cómo en la tradición pilarista más cercana se han celebrado rosarios muy especiales y curiosos. El primero que reseña es el ‘Rosario de la Centella’. Se celebraba el 5 de septiembre, al comienzo de modo procesional, después en la Santa Capilla, recordando cómo ese día, en el año 1798, durante el ‘Rosario de infantes’, hubo una gran tormenta y un rayo o centella cayó en el recinto sacro que estaba lleno de fieles y serpenteó entre ellos. Ningún herido.
Otro de ellos, más reciente, fue el llamado ‘Rosario de la guerra’... aunque mejor sería llamarlo ‘Rosario de la paz’, porque desde el 5 de octubre de 1936 al 31 de marzo de 1939, miles de fieles se reunían en el Noviciado de las Anas, junto al sepulcro de la beata Rafols, para celebrar la misa y dirigirse después hasta el Pilar, rezando y cantando la corona mariana implorando la paz para España. En cualquier caso, en estos tiempos convulsos, un nuevo motivo para honrar a la Reina de la Paz.