El día 24 de octubre, Naciones Unidas celebra el Día Mundial de Información sobre el Desarrollo. Según la página web de Naciones Unidas, “este Día Mundial pretende precisamente concienciar y movilizar a la opinión pública, especialmente a la juventud, para lograr un mejor conocimiento de los problemas generales del desarrollo y para tomar conciencia de cómo las nuevas tecnologías de la información y la comunicación pueden contribuir a hacerlo sostenible”.
Durante la Cumbre sobre el Desarrollo Sostenible que se celebró en septiembre de 2015, se estableció la Agenda 2030, en la que se definieron los Objetivos de Desarrollo Sostenible y que pretenden completar los logros obtenidos por los Objetivos de Desarrollo del Milenio que se establecieron en el año 2000.
Son 17 los Objetivos de Desarrollo Sostenible y éstos tienen que ver con aspectos como el fin de la pobreza, promoción de la salud y el bienestar, la educación, la ecología, el trabajo digno o la igualdad entre hombres y mujeres.
La escasa consecución que alcanzaron los Objetivos de Desarrollo del Milenio pone de manifiesto la incapacidad o la dificultad para conseguir que la humanidad avance hacia mayores cotas de desarrollo.
Naciones Unidas pone de relieve el crecimiento económico como un factor importante a la hora de luchar contra la pobreza. Desde distintos ámbitos y por parte de diferentes agentes socio-económicos, como si no se tuviese en cuenta las causas que provocaron la crisis de 2008, se reivindica constantemente la necesidad de volver a la senda del crecimiento.
Sin embargo, creo que es un error otorgar a este factor más peso del que le corresponde y sobre todo de forma general, ya que muchas veces el crecimiento económico se convierte en enemigo del desarrollo. Si nos fijamos en la evolución de determinados indicadores económicos, sociales y medioambientales durante la última década en España, podríamos concluir esta afirmación.
Por ejemplo, si observamos la evolución del PIB en España, podemos constatar que en 2017 ya se había superado el PIB registrado en el año 2008. El Producto Interior Bruto (PIB) aragonés alcanzó los 36.054 millones, es decir, por encima de los 35.615 millones del 2008. El PIB es un indicador del crecimiento económico y, en este sentido, podríamos decir que la crisis económica ya se ha superado.
La semana pasada se publicaban los datos de riesgo de pobreza y exclusión social en España de mano de la Red Europea de Lucha contra la Pobreza (EAPN). Según el indicador AROPE, en España un total de 12.338.187 personas se encontraban en 2017 en riesgo de pobreza o exclusión social (el 26,6%), lo que supone una disminución de 1,3 puntos respecto a 2016. Esta realidad supone también un nuevo argumento para considerar que la crisis económica ha sido superada.
De la misma manera, encontramos datos positivos en la disminución del desempleo. Si nos fijamos en Aragón, el descenso ha sido mucho mayor que la media en España, con una variación negativa de algo más del -8 % respecto al año anterior, siendo ya varios los años en los que el desempleo ha disminuido.
Pero como decía, es necesario matizar estos datos de crecimiento con otros que nos aportan una visión más certera del modelo social que se ha implantado tras la crisis económica del 2008.
También la semana pasada, el Consejo Económico y social de Aragón presentaba su informe anual sobre la situación económica y social de Aragón en 2017. Según este informe Aragón sólo ha recuperado el 46 % de los empleos que tenía en 2008, a pesar de la notable recuperación del PIB. Además, las personas trabajadoras cobran menos que lo que cobraban en 2008 y existe una importante bolsa de trabajadores pobres.
Los aragoneses trabajadores que cobran menos de 14.000 € al año, alcanzan la cifra de 50.200, según un reciente informe de CCOO. Esta situación afecta mayoritariamente a los jóvenes entre 16 y 30 años, y extranjeros, suponiendo un 30 % del total de los jóvenes y un 27,4 % de inmigrantes. Ambos colectivos suponen casi el 58 % de las personas que cobran menos de mil euros al mes.
Si decíamos que la tasa de riesgo de pobreza y exclusión social había descendido en el último año en Aragón, esta misma tasa está 1,2 puntos porcentuales por encima de la tasa de pobreza y exclusión social que registraba en el año 2008, lo que supone un incremento del 25% en la última década. Además, aunque hay menos personas en riesgo de pobreza respecto a años anteriores, las que continúan han empeorado sus condiciones de vida y son aún más pobres.
De este modo, la tasa de riesgo de pobreza severa, en España, ha aumentado en los últimos años. La tasa de personas en pobreza severa es la segunda más alta registrada desde 2008, situándose en el 6,9% de la población, una cifra acorde con el incremento registrado en la brecha de pobreza que se ha elevado hasta el 32,4%.
Es decir que el modelo social que se ha consolidado, es un modelo social con grandes desigualdades. Baste citar algunos de los titulares que aparecían en los medios de comunicación esta misma semana: casi 17.000 aragoneses cobran una pensión por debajo del umbral de la pobreza severa, el 35,7% de las familias monoparentales en Aragón se encuentra en riesgo de pobreza o exclusión, o los desahucios por el impago del alquiler, camino de batir récords.
A las consecuencias sociales de este modelo social, basado exclusivamente en el crecimiento económico, cabe añadir las consecuencias medioambientales. Si sólo ponemos el punto de mira en el crecimiento material como factor clave del desarrollo de la humanidad, corremos el riesgo de profundizar el cambio climático, causante de numerosas catástrofes, como las ocurridas esta semana en nuestro país: el primer huracán que alcanza la Península Ibérica o las cada vez más violentas gotas frías que azotan el levante español.
Todo ello, sin haber entrado en materias como la sanidad, la educación o la igualdad de género, pone en evidencia que el actual modelo económico y social, caracterizado por una creciente desigualdad social e incapaz de acabar con la pobreza, deberá ser transformado con otro tipo de medidas y que posiblemente ponen en entredicho el planteamiento del crecimiento material y económico infinito.
