Confundir lo que uno desea con la realidad , es una tendencia humana . Cuando se desea mucho una cosa, nuestra mente puede acabar transformando ese deseo en una exigencia , como si de un derecho se tratara.
Entonces es la vida misma , unas veces , y la ley , otras, la que nos despierta de ese sueño .
Las leyes protegen el bien común, valores objetivamente valiosos para la sociedad, que son merecedores de tal protección: la vida, la dignidad de la persona, la libertad, la igualdad, la propiedad privada y un largo etcétera..
Ejemplos de confusión entre los deseos y su encaje en esas leyes protectoras de los derechos de todos, están a la orden del día:
La ley protege el matrimonio por ser institucion natural, de crecimiento para la persona y medio de supervivencia de la sociedad , a través de la procreación y educación de los futuros ciudadanos en un marco estable.
Pues bien, muchos dicen y piensan que son matrimonio por el simple hecho de sentirse como tal en su unión de hecho, por quererse «como si lo fueran», pero evidentemente no lo son ni civil ni canónicamente mientras se resistan a dar su consentimiento público para decirle al mundo que se quiere al otro de forma permanente y exclusiva. Sin matrimonio no se está casado por mucho que uno desee estarlo.
Lo mismo ocurre con los recientes episodios de reivindicaciones de bienes de la Iglesia, basados en el «deseo» de arrebatar a su legítimo propietario, la Iglesia, sus propiedades sin un titulo o modo de adquirir válido en derecho para adquirirlas. La propiedad privada es un derecho del individuo y las colectividades que tiene protección legal frente a los «deseos ajenos».
La pretendida República independiente de Cataluña, es un ejemplo mas de la confusion de los deseos y sentimentos con la realidad.
La realidad de España es la de una unidad histórica, política, económica y social.
Realidad tejida con esfuerzo de muchas generaciones, con un valor intrínseco que está por encima de los deseos de unos pocos.
Por ello el articulo 2 de nuestra Constitución que es la ley de leyes, proclama la indisoluble unidad de la nación española, patria común e indivisible de todos los españoles y reconoce y garantiza la autonomía de las nacionalidades y regiones que la integran y la solidaridad entre todas ellas.
Lo que subyace bajo ésta norma es el valor de la unidad. Este valor está protegido por la Constitución porque salvaguarda los derechos de todos los españoles . Es una unidad basada en la realidad de nuestra historia de los últimos siglos y la constatación de que juntos somos mas fuertes y podemos ser mas solidarios unos con otros , logrando el bienestar de todos los españoles vivan donde vivan.
Las personas de conciencia recta y buena voluntad, que viven atrapadas por la ensoñación del independentismo catalán, deben reflexionar seriamente ( yo diría que es un deber moral) acerca del choque de ese deseo con la ley de leyes . De no haber sido un valor esencial para nuestra convivencia, nuestra Constitución, moderna y democrática , no lo hubiera proclamado de forma tan tajante y a su comienzo, nada menos que en el articulo 2. Y si aun así, se sigue pensando que tal valor no es merecedor de la protección constitucional y debe cambiarse, hagámoslo todos los españoles por los cauces legales. Unos pocos no pueden «robarnos » un valor que es de todos.