“Estar en medio del pueblo, no por encima del pueblo. Este es el feo pecado del clericalismo que mata a las ovejas, no las guía, no las hace crecer, mata. Qué actual es el concilio, nos ayuda a rechazar la tentación de encerrarnos en los recintos de nuestras comodidades y convicciones”. (Homilía de Francisco. 11 de octubre 2022 en el 60 aniversario de la apertura del C. Vat. II).
“Serás bienaventurado cuando aborrezcas el clericalismo rancio que te conduce a sentirte dueño y doctor y no servidor y discípulo”.[1] Aquí tenemos una descripción-definición del clericalismo. Aplicable también a laicos ‘clericales’. Aunque el nombre, como es evidente, viene de ‘clero’. Porque el origen es ‘el feo pecado’ de los clérigos: obispos, presbíteros, diáconos. Y algunos laicos lo han copiado muy bien. A pie de calle. A pie de Iglesia.
¿No será un poco -o demasiado- exagerado afirmar que el clericalismo ‘mata’? No, no es exagerado. Porque el clericalismo lo que hace precisamente es ‘anular’ al resto del Pueblo Santo de Dios. Anular, en sus consecuencias evidentes, es `matar’, marginar, no tener en cuenta. El clericalismo hace que el Pueblo Santo de Dios no pueda vivir su dignidad bautismal, su corresponsabilidad eclesial y su misión evangelizadora y misionera
Si el clericalismo es un ‘feo pecado’ no es de extrañar la dureza del Papa contra el clericalismo. Leamos algunos ejemplos: “El clericalismo es una permanente tentación de los sacerdotes, que interpretan el ministerio recibido como un poder que hay que ejercer más que como un servicio gratuito y generoso que ofrecer; y esto nos lleva a creer que pertenecemos a un grupo que tiene todas las respuestas y no necesita ya escuchar ni aprender nada. Sin dudas un espíritu clericalista expone a las personas consagradas a perder el respeto por el valor sagrado e inalienable de cada persona y de su libertad” …. Será justamente este santo Pueblo de Dios el que nos libre de la plaga del clericalismo. (Christus vivit. 98.102).
Especialmente duras (algunos dirán; ‘ofensivas’) estas palabras: El ministerio entendido no como servicio, sino como «promoción» al altar es fruto de una mentalidad clerical. Me viene a la mente un ejemplo extremo. Diácono significa «servidor». Pero, en algunos casos, el clericalismo toca paradójicamente justo a los «servidores», los diáconos. Cuando se olvidan de que son los custodios del servicio, surge entonces el deseo de clericalizarse y de ser «promovidos» al altar.
El clericalismo tiene como consecuencia directa la rigidez. ¿No habéis visto nunca a jóvenes sacerdotes del todo rígidos en sotana negra y capelo con la forma del planeta Saturno en la cabeza? Ahí lo tenéis: detrás de todo el rígido clericalismo hay serios problemas. Recientemente he tenido que intervenir en tres diócesis problemas que después se expresaban en estas formas de rigidez que escondían desequilibrios y problemas morales”. (Encuentro con los jesuitas de Mozambique y Madagascar. 5 septiembre 2019)
“Cercanía a Dios, cercanía al obispo, cercanía al presbiterio, entre vosotros, y cercanía al pueblo de Dios. Si falta una de ellas, el sacerdote no funciona y se deslizará lentamente en la perversión del clericalismo o en actitudes de rigidez. Donde hay clericalismo hay corrupción, y donde hay rigidez, bajo la rigidez, hay problemas graves”. (Al Pontificio Seminario Regional Flaminio «Benedicto XV» de Bolonia. 9 de diciembre de 2019)
“¡’Todos’ no es una palabra que pueda ser malinterpretada! El clericalismo, que como tentación —perversa— serpentea a diario entre nosotros, nos hace pensar siempre en un Dios que le habla sólo a algunos, mientras que los demás sólo deben escuchar y ejecutar. El Sínodo trata de ser la experiencia de sentirnos todos miembros de un pueblo más grande: el santo Pueblo fiel de Dios y, por tanto, discípulos que escuchan y, precisamente por esa escucha, pueden comprender también la voluntad de Dios, que se manifiesta siempre de manera imprevisible”. (A la Curia Romana. 23 diciembre 2021).
Y para terminar por hoy: “A veces es triste constatar que en nuestra Iglesia católica hay obispos, sacerdotes, catequistas, responsables de comunidades…, que son muy autoritarios. […] En lugar de servir a la comunidad, algunos se sirven a sí mismos con decisiones unilaterales, y esto obstaculiza nuestro camino sinodal» (Conferencia Episcopal. Chad – África)).
“El tono de las síntesis no es anticlerical (contra los sacerdotes o el sacerdocio ministerial). Muchas expresan un profundo aprecio y afecto por los sacerdotes que llevan a cabo su misión con fidelidad y dedicación, y se preocupan por las numerosas exigencias a las que se deben enfrentar. También expresan el deseo de contar con sacerdotes mejor formados, mejor acompañados y menos aislados. Sin embargo, señalan la importancia de librar a la Iglesia del clericalismo, para que todos sus miembros, tanto sacerdotes como laicos, puedan cumplir con la misión común. El clericalismo se considera una forma de empobrecimiento espiritual, una privación de los verdaderos bienes del ministerio ordenado y una cultura que aísla al clero y perjudica al laicado. Esta cultura separa de la experiencia viva de Dios y daña las relaciones fraternas, produciendo rigidez, apego al poder en sentido legalista y un ejercicio de la autoridad que es poder y no servicio. El clericalismo puede ser una tentación tanto para los clérigos como para los laicos, como señala la síntesis de la República Centroafricana: «algunos párrocos se comportan como “dispensadores de órdenes”, imponiendo su voluntad sin escuchar a nadie. Los cristianos laicos no se sienten miembros del Pueblo de Dios. Tienen que reprobarse las iniciativas demasiado “clericalistas”. Algunos agentes de pastoral, clérigos y laicos, prefieren a veces rodearse de quienes comparten sus opiniones y alejarse de aquellos cuyas convicciones son hostiles y están en desacuerdo con ellos».[2]
El clericalismo en la Iglesia nos acecha a todos los bautizados, menos a los sencillos y a quienes realmente, no en postureo artificial, se sienten realmente hermanos. Estemos atentos. TODOS
[1] Alejandro Fernández Barrajón. Religión Digital – 02.11.2022
[2] «Ensancha el espacio de tu tienda» (Is 54,2) Documento de trabajo para la etapa continental del Sínodo. Nº 79.58