Opinión

Jesús Moreno

A pie de calle

Ayudar a Dios

9 de marzo de 2022

Invasión de Ucrania por Rusia (Putin). Quince días ya de invasión injusta, arbitraria, repugnante, imperialista, cruel atentado a la dignidad humana, crea heridas que muy difícilmente sanarán … (no hay palabras ya. Solo copio algunas de las leídas). Contra esta y contra todas las guerras, invasiones, dominaciones, hambres… pensar y actuar.

Pensar utópicamente. Guerra, nunca. La paz será, llegará. “La tierra tiene música para aquellos que escuchan”.»Toda guerra deja al mundo peor que como lo había encontrado. La guerra es un fracaso de la política y de la humanidad, una claudicación vergonzosa, una derrota frente a la fuerza del mal». (Francisco) “La paz no puede lograrse a través de la violencia. Solo puede lograrse mediante la comprensión”. “Sin tolerancia no se alcanza la paz. La paz es la virtud de la civilización; la guerra es su crimen”.

Actuar concretamente: “La paz mundial empieza con la paz interior… La persona que no está en paz consigo misma, será una persona en guerra con el mundo entero” (Ghandi). “Mi partido es la paz. Yo soy su líder. No pido votos, pido botas para los descalzos -que todavía hay muchos- (Gloria Fuertes). “Lo grito aquí: ¡Paz!… ¡Paz, de pie! ¡Paz, de rodillas! No otra palabra, no otro acento… Amor y paz como sustento” (Rafael Alberti).

Y además: “Quien hace la guerra… se confía a la lógica diabólica y perversa de las armas, que es la más alejada de la voluntad de DiosDios está con los artesanos de la paz, no con los que usan la violencia”. (Francisco. Ángelus 27 febrero 2022)

Porque este es el sueño, el plan, la voluntad de Dios: “Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, nos visitará el sol que nace de lo alto… para guiar nuestros pasos por el camino de la paz” (Lc 1,78-79). “La paz os dejo, mi paz os doy. No os la doy yo como la da el mundo” (Jn 14,27). “La paz con (a) vosotros” (Jn 20,19 entre otros muchos lugares de su evangelio). “La paz a vosotros de parte de Dios, nuestro Padre, y del Señor Jesucristo” (Ef 1,2. Saldo frecuente de Pablo en sus cartas). “Cristo es nuestra paz… para crear… en sí mismo un único hombre nuevo, haciendo las paces” (Ef 2,14-15). “Mantened la paz entre vosotros” (1 Tes 5,13). Suficiente ¿verdad?

Si es así, el cristiano, entre otras muchas acciones, debe elegir, como la primera, orar. Lo repito: Nuestra primera opción como cristianos es orar. Que ¿si sirve? Pues claro que sí. La oración es para ayudar a Dios. Conocemos su plan ¿no? Pues orar es identificarnos con ese plan y poner nuestras manos, nuestra vida, a la obra. Y entonces, nos comprometemos a ayudar a Dios. Él nos ha revelado su plan, su sueño, su ‘idea’ del mundo y lo ha puesto en nuestras manos como a hijos que quiere responsables y adultos.

La oración cristiana no es para que Dios arregle nuestros problemas, nuestras equivocaciones, nuestros pecados, nuestras sinvergonzonerías, nuestras necesidades, nuestras injusticias y sus frutos desde el hambre a la pobreza y el asesinato fratricida. Es para identificarnos con Él y ayudarle con nuestra respuesta a que su plan se vaya haciendo realidad. La oración nos va identificando con Dios, en y con ella hacemos nuestro el plan de Dios. Y así nos vamos transformando en personas amigas y constructoras de la paz, aunque a nuestro alrededor y en muchos corazones suenen gritos de guerra. ¿Por qué será que solo una bienaventuranza llama hijos de Dios a los que la cumplen? “Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios” (Mt 5,9).

La paz empieza dentro. La paz mundial empieza con la paz interior. Ese ‘dentro’, ese ‘interior’, los cristianos lo vamos transformando con la oración. Transformándonos nosotros, ayudamos a Dios y ayudamos a los demás. Ayudando a Dios, ayudamos a los demás. Y, ayudando a los otros, ayudamos a Dios. Esto sí que es oración de la buena.

El horror de esta invasión y de toda guerra nos convoca a una conversión a Dios, a su sueño, a su plan para la humanidad. La paz empieza con la justicia, el cambio interior, el desarme de nuestras conciencias. Como escriben muchos amantes y trabajadores de la paz, estamos llamados a hacer nuestro el grito de quienes no se resignan a la violencia y al mal. Estamos llamados a contribuir con todas nuestras fuerzas a dar a la humanidad de nuestro tiempo una esperanza real de justicia y de paz.

La paz empieza con la justicia, el cambio interior, el desarme de nuestras conciencias. No es solo cuestión de ponernos de parte de los invadidos. Que sí debemos hacerlo. Pero debe desaparecer de nosotros todo deseo o justificación de la revancha. Nuestro espíritu, nuestro pensar y sentir deben ser pacíficos y pacificadores. Justificar en nuestro corazón la venganza y la revancha no conduce sino a la guerra más pronto o más tarde. Sin negar la defensa y respuesta justa a una invasión injusta. ¡Pobre pueblo ucraniano que se ve obligado a defenderse! ¡El débil y pacífico frente a la locura y  fuerza del  invasor megalómano.

La oración que ayuda a Dios nos va transformando a su imagen de Padre y nos identifica como hijos suyos. Y nos hace sus colaboradores y ayudantes.

Como otros lo han dicho infinitamente mejor que yo (y en situación personal de guerra y sufrimiento indecibles), termino hoy, para continuar la semana siguiente, con estas palabras de Etty Hillesum:

“Amado Dios, vivimos tiempos de inquietud… Pero hay una cosa que cada vez tengo más clara: que tú no puedes ayudarnos, que nosotros te ayudamos para que nos ayudes a nosotros mismos. Y todo cuanto podemos hacer en estos días y lo que realmente importa es proteger ese poco de ti, oh Dios, en nosotros. Y, posiblemente, también en otros. Lamentablemente no parece que puedas hacer mucho en nuestras circunstancias, en nuestras vidas. Tampoco te responsabilizo por ello. No puedes ayudarnos, pero debemos ayudarte a defender tu morada en nuestro interior hasta el final… Créeme; trabajaré sin descanso para ti y te seré fiel y nunca te apartaré de mi presencia” (Diario. 12 julio 1942. Un año antes de su muerte ajusticiada en el campo de concentración de Auschwitz)

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