Opinión

Jesús Moreno

A pie de calle

Ateos disfrazados de cristianos ¿?

12 de marzo de 2025

“Alguien que se dice cristiano y no entre en la gratuidad y la misericordia de Dios es simplemente un ateo disfrazado de cristiano. La misericordia de Dios nos hace confiables y responsables”. (Francisco en la segunda sesión de la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los obispos. 2 octubre 2024)

“Si vas a la Iglesia vive como un hijo, como un hermano, y da un auténtico testimonio, no un contratestimonio”. (Audiencia General, 2 enero 2019).

Me han llamado poderosamente la atención estas frases de Francisco (al que estamos unidos en su debilidad actual)

Podía haber dicho: Alguien que se dice cristiano y no cree en Dios es simplemente un ateo disfrazado de cristiano. Pero eso ya lo había escrito Santiago en su carta (2,19): “Tú crees que hay un solo Dios. Haces bien. Hasta los demonios lo creen y tiemblan”.

Hay una fe que no es fe, sino miedo. Y el miedo hace temblar, nunca ayuda a confiar. El miedo es lo contrario a la confianza. El miedo sustituye a la fe, la hace desaparecer. Miedo y fe nunca pueden ir de la mano. Si hay miedo, no hay fe. Y donde vive la fe, el miedo vuela y se aleja, se aleja…

Hay una fe que no es fe, sino rutina. La rutina mata a la fe. La fe no se lleva bien con la rutina. Lo que sí hace la rutina es disfrazarse de fe. Y todos tan contentos. La fe no es ensartar padrenuestros, avemarías y glorias. Ni ir directamente, cuando entramos en un templo, al santo ‘milagrero’, tocarlo si se puede y marcharse, previo pago de una lamparilla. Y sin ‘saludar’ al Señor.

La piedad popular auténtica hace también esos gestos. Pero su corazón, su razón, su fundamento es otro: la sencillez de una persona creyente. Comienza con el Señor en el sagrario y después, si acaso, saluda a los ‘subalternos’ para que le ayuden a seguir al Señor.

Esto no lo hacen quienes creen o dicen creer en Dios y no actúan o no actuamos como creyentes. Porque creer en Dios es confiar en Él, seguirle, acoger su Palabra. En cristiano, creer es escuchar, acoger y seguir a Jesús, Hijo enviado del Padre. Bajo la acción siempre presente del Espíritu Santo que ora en nosotros. “El Espíritu acude en ayuda de nuestra debilidad, pues nosotros no sabemos pedir como conviene, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos inefables” (Rom 8,26)

Creer es una actitud vital no solo de la cabeza, sino de todo el ser humano. Cabeza, corazón, pies, manos y entrañas, todo cambia cuando se cree en Dios. Si no cambian nuestra cabeza, corazón, pies, manos y entrañas… nuestra fe se convierte en dudosa o inexistente.

Y así sucede que existen cristianos que creen o dicen creer en Dios y no actúan o no actuamos como creyentes. Porque creer en Dios es confiar en Él, seguirle, acoger su Palabra. En cristiano, creer es escuchar, acoger y seguir a Jesús, Hijo enviado del Padre.

Francisco nos da clave para examinar nuestro ser o no ser cristiano: no entrar en la gratuidad y la misericordia de Dios. Y la consecuencia es gravísima: ser simplemente un ateo disfrazado de cristiano.

¿Crees en Dios? La respuesta de Francisco no es simplemente: sí, creo. Sino: creo en la gratuidad y la misericordia de Dios.

Creer en un Dios vivo y dejarle actuar por el Espíritu Santo “que habita en vosotros” (1 Cor 3,16) para seguir a Jesucristo. Y entrar así en la gratuidad y la misericordia de Dios.

 

 

 

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