Opinión

Araceli Cavero

A vueltas con la educación, otra vez

19 de junio de 2020

Como todos los años, llevamos ya un tiempo en que hay que inscribir a los niños al colegio. Y como todos los años hay problemas porque no todos pueden ir al colegio que prefieren.

Como mis nietos pasaron ya esa época, estoy algo desinformada de los trámites necesarios para tal fin. Pero sí estoy al tanto de las noticias que se van produciendo. Por tanto, lo que sigue son reflexiones que me hago a mí misma desde hace bastante tiempo.

En España, gracias a Dios, tenemos como tres estilos en la enseñanza: la pública, gratuita; la concertada, con un precio más o menos asequible y la privada a la que solo tienen acceso los capitalistas o los que tienen sueldos excelentes.

Vivimos un tiempo en que se potencia la libertad en muchos, más bien en casi todos, los aspectos. Y son, sobre todo los partidarios de ideología de izquierda los que pretenden y luchan por una sola escuela: la pública, cercenando así la libertad de los padres a elegir el modelo educativo que quieren para sus hijos. Muchas veces pienso que, si los que eligen concertada y pagan sus impuestos, no deberían tener que pagar, aunque sea poco, por elegir el colegio que creen mejor para sus hijos. Esto sí sería verdaderamente libertad. Aún así, los que la eligen saben que tienen que aportar algún dinero y no les importa porque creen en ese modelo.

He oído muchas veces a padres y profesores y también alumnos, quejarse de la inseguridad que les produce el que en cada cambio de Gobierno se eche por tierra la ley educativa del Gobierno anterior. Por el bien de toda la comunidad educativa creo que sería necesario un pacto entre todos, Gobierno y Oposición para lograr una mayor estabilidad en el marco educativo. Aunque de vez en cuando haya que modernizar algunos aspectos, ya que la vida cambia y hay que estar al día para que los alumnos no se descuelguen de la realidad.

Otro aspecto que me preocupa y que no sabría como se puede solucionar de modo que favorezca a todos, es la integración de los alumnos con menos posibilidades intelectuales junto a los demás. De este modo se impide a los alumnos menos dotados que reciban la atención que necesitan y merecen. Dicen que sería crear ghetos. Yo pienso que con una atención más individualizada y de calidad se les podría estimular para que sacaran todo lo mejor de cada uno. Pero para esto hace falta dinero y me temo que no hay dotación en los Presupuestos. Por otro lado, se impide a los de mayores posibilidades que progresen según sus capacidades, consiguiendo que se aburran en clase al tener que seguir el ritmo del resto. Cuando no sufrir bulliing, pues sabemos cuántas veces éstos son tratados de empollones. Y sin embargo para ellos tampoco hay presupuesto para que desarrollen todo lo que podrían ofrecer a la sociedad.

Hay otra cuestión que me preocupa y mucho y es que, eso parece para este año, pasarán a la Selectividad o EVAU los alumnos, aunque no hayan aprobado todo. Esto sí me parece importante. Si es solo este año podría ser comprensible por la situación que hemos vivido estos últimos meses a causa del coronavirus, pero no que se prolongue en el tiempo, porque en ese caso se estaría fomentando que los “vagos” no se esforzaran y que, además, sería lo más normal que suspendieran la selectividad que es la puerta de entrada a la Universidad. Debería ser fundamental estimular el esfuerzo en el estudio y no solo los días previos a los exámenes. Ahí tienen un papel muy importante los padres que, sin ser excesivamente rígidos, con la rigidez se consigue todo lo contrario, sí pueden hacer entender a los hijos que es su futuro el que está en juego y que tienen que ser ellos mismos quienes se lo trabajen.

Me queda el tema de la religión. No por último el menos importante, para mí. Por ahí también se cercena la libertad de los padres para escoger la clase de enseñanza que quieren para sus hijos, pues, aunque se oferta la asignatura en todos los colegios, se la vacía de responsabilidad además de reducir cada vez más las horas lectivas dedicadas por ley a esta asignatura. Quitando la religión de la escuela, y vamos poco a poco hacia esta realidad, ya no es una educación integral de la que tanto se habla y de la que todos pretendemos para todos, cada uno según sus ideales.

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