Me encuentro de vacaciones en España, por lo tanto, mi lugar hermenéutico desde el que escribo es este. En estos días he tenido la oportunidad de encontrarme con muchas personas que han ido entretejiendo, desde la infancia, mi biografía personal. De estos encuentros me gustaría resaltar a dos amigos teólogos con los que he podido conversar largo y tendido, tranquilamente. Para mi sorpresa, estas dos conversaciones vividas han estado imbuidas de fondo por la misma pregunta: ¿de dónde nace la tendencia actual en la teología y en la espiritualidad de querer trascender las mediaciones? Quizás al escuchar esta pregunta, la perplejidad se apodere de tu corazón, pero yo me atrevería a decir que detrás de esta pregunta se esconde uno de los debates actuales más profundos de la teología, espiritualidad y fenomenología de la religión: cómo captar el sentido de las mediaciones en el acceso a Dios hoy. Voy a compartir dos cosas: primero, una toma de conciencia de la realidad, y segundo, unas intuiciones que abran camino para adentrarnos en las posibles respuestas a construir.
Primero, hace unas semanas se pronunció una conferencia en la diócesis de Burgos con el siguiente titulo: “Una espiritualidad mas allá de la religión”. Cuando escuché este titulo me quedé pensativo. Comprendo que ante los excesos católicos de sacralización de lo objetivo en el pasado, pueda haber una reacción por parte del hombre moderno a desacralizar las mediaciones, lo cual me parece una conquista del espíritu humano. Pero si desacralizar las mediaciones significa saltarse la lógica de la encarnación y el camino que el mismo Dios ha elegido para revelar su amor concreto y personal, puede ser peor el remedio que la enfermedad. Comprendo también, que la religión católica se ha apropiado y ha monopolizado la espiritualidad durante muchos siglos, de manera que tras los procesos de secularización de los diversos aspectos de la cultura, también la espiritualidad ha acabado secularizándose de la religión, lo cual valoro muy positivamente. Pero también percibo algo de reacción defensiva en esta actitud. Intuyo que necesitaremos tiempo para que nuestros discernimientos cada vez sean mas hondos. Así que constato en breves palabras, la tendencia del hombre moderno a querer trascender las mediaciones históricas en el acceso al Dios de Jesús de Nazaret. No entro ni en la mediación de la Iglesia ni en la mediación de la Palabra y de los sacramentos.
Segundo, quiero compartir algunas intuiciones que he estado pensando en estos días.
a) Quizás debido al predominio de la subjetividad personal, el hombre moderno no acepta una religión donde lo determinante venga de fuera
b) Quizás no aceptamos nuestra condición de creaturas
c) Con Karl Rahner afirmamos que “no hay inmediatez con Dios sin mediaciones”
d) Las mediaciones crean y posibilitan la inmediatez con Dios
e) Hay que valorar positivamente la subjetividad religiosa, como una gran conquista histórica que nos permite no solo vivir de creencias doctrinales sino que la experiencia de Dios se enraíce en lo humano
f) No podemos saltarnos la lógica de la encarnación, porque si no acabamos haciendo del cristianismo una filosofía religiosa del ser, tendencia muy sutil en la actualidad
g) Lo que es una gran conquista, la subjetividad religiosa, puede convertirse en lo peor: crear la fascinación de que el hombre, desde su propia subjetividad pueda tener relación con Dios. Esto es una falacia
h) La relación con Dios es don, no posibilidad del hombre
i) Se vuelve a repetir el axioma: lo mejor esta cerca de lo peor
Como siempre no pretendo dar respuestas claras y definidas, sino aprender, como mis queridos japoneses, el arte de sugerir.