IGLESIA PERSEGUIDA
Pilar Lasala y Patricia Martearena, impulsoras de la primera oficina de ‘Ayuda a la Iglesia Necesitada’ en Aragón, explican las claves de esta asociación, que abrió en octubre en Zaragoza con tres claros pilares: información, caridad y oración.
Ayuda a la Iglesia Necesitada’ (AIN) es servir a la Iglesia católica en su labor evangelizadora, sobre todo en las comunidades más necesitadas, discriminadas o perseguidas. El objetivo es ser vínculo de caridad fraterna y esperanza ayudando a vivir su fe a los cristianos que sufren necesidad o persecución. Ello en un clima de comunión, espíritu de servicio y confianza en la providencia.
Información. Un objetivo prioritario es sensibilizar a la sociedad de la grave situación que padecen miles de católicos en todo el mundo. AIN quiere ser la voz de los que no la tienen. Actualmente, cerca del 75% de las personas perseguidas por su religión son cristianas.
Caridad. Gracias a las aportaciones de miles de benefactores, la asociación apoya 6.000 proyectos al año en más de 140 países. Más allá de lo social, es fundamental la ayuda pastoral; porque si no cala el mensaje del amor fraterno, de poco sirve construir escuelas u hospitales. Cuando impera el odio, se destruye todo. De ahí que se apoye con especial firmeza la faceta pastoral y evangélica.
Los cristianos perseguidos quieren que la gente sepa lo que están sufriendo
Oración. Cuando vamos a zonas de conflicto y de situaciones de extrema necesidad, lo que la gente pide es que se conozca lo que están sufriendo y que se rece por ellos. ¿Hay algo mejor que ofrecer una misa, un rosario, un vía crucis o unos minutos de adoración eucarística? Por eso pedimos, antes que nada, oración. Son hermanos nuestros y necesitan ayuda.
Religiosas y misioneros. El apoyo a las vocaciones religiosas y misioneras es fundamental. Junto a los sacerdotes, brindan un apoyo decisivo. A veces hay un misionero que tiene a su cargo a miles feligreses que están a cientos de kilómetros, y no tienen ni una moto para desplazarse. Por este motivo, AIN trata de ayudar a los que ayudan. Cristianos comprometidos que se sienten honrados de acompañar en su dolor a los mártires del siglo XXI.
Historias conmovedoras. Lo que más impacta son los testimonios. Mireya, una siria que estudiaba en Barcelona, nos contó que los matrimonios en su país van separados a misa para que, si hay una matanza, sus hijos no se queden huérfanos. Por eso les impacta la frialdad de la Iglesia en Occidente y rezan por nosotros.
Al servicio de Aragón. Acercarnos a esta realidad nos ha ayudado a ser mejor cristianas. Igual que nos ha servido a nosotras, queremos que sirva a los aragoneses. Vamos a dar a conocer en nuestra tierra la realidad de la Iglesia necesitada. Estamos en una oficina en la Casa de la Iglesia de Zaragoza, y organizaremos actividades en parroquias, centros culturales y otros espacios. Además de lo que nazca de AIN, estamos abiertos a las propuestas que nos lleguen.
Esta gente es un ejemplo para la fe. Tenemos que hacer algo. Hay niños que son crucificados delante de sus padres y mujeres cristianas que son atadas a columnas por ir a misa, pero no renuncian a su fe. Dicen: ¿Dónde morir mejor que en la casa de Dios?
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