Barbastro-Monzón despide al papa Francisco, “el pastor que se hizo cordero para rescatar al rebaño”

Ascen Lardiés
27 de abril de 2025

Sacerdotes, consagrados y laicos de los cuatro arciprestazgos de la Diócesis de Barbastro-Monzón han llenado esta tarde la Catedral de Barbastro para despedir al papa Francisco y dar gracias por su vida y pontificado. “Él ha sabido ser, también con nosotros, el pastor que se hizo cordero para rescatar al rebaño: siempre atento, cercano, paterno, solícito, libre, noble y fiel, incluso en los momentos más complejos y delicados que hemos vivido en la Diócesis”, ha afirmado el obispo, Mons. Ángel Pérez Pueyo, en su homilía.

En una emocionada intervención, don Ángel ha repasado el “impulso sinodal” para una “Iglesia más comprometida, cercana y participativa, en la que cada comunidad ha sabido implicar a laicos, consagrados y ministros ordenados en una misma misión compartida”.  Todo ello, ha señalado, ha tenido reflejo en Barbastro-Monzón donde se ha dado “un verdadero paso adelante hacia una Iglesia en salida, donde el laicado -y especialmente la mujer- ha cobrado un protagonismo renovado”. El obispo ha subrayado, además, que cuando el Santo Padre inició su pontificado el día de san José de 2013 dejó como impronta una palabra muy significativa: “custodiar. Es decir, cuidar, velar, guardar, socorrer, proteger, atender a Jesús, a María, a la creación entera y a cada persona, especialmente a las más vulnerables”.

Esa preferencia del pontífice por los excluidos se ha querido representar en la eucaristía, destinando la colecta a Cáritas, “como expresión concreta de nuestra caridad y compromiso con los más necesitado”, ha explicado su secretaria general, Ana Belén Andreu. No ha sido el único símbolo explícito en esta solemne eucaristía, que ha contado con presencia de autoridades locales y regionales y la participación de fieles de los cuatro arciprestazgos en las lecturas, preces y ofrendas.

Estas últimas han sumado al pan y el vino, la mitra que la diócesis regaló al obispo en su décimo aniversario episcopal -representativa del pastor universal que guía con humildad, sencillez y profunda compasión- y el báculo del beato Florentino, un icono de la Sagrada Familia -por su amor a la familia, los niños y los vínculos interpersonales como camino de santidad-, una cesta de pan -signo del rostro sufriente de Cristo en los más necesitados-, y una Biblia, recuerdo de su invitación constante a orar y volver a la Palabra de Dios con espíritu abierto y obediente.

Con el rezo conjunto de un responso por el eterno descanso del papa Francisco, ha finalizado la misa exequial que ha acompañado el Coro Barmon y “nos ha hecho flotar”, en palabras del obispo. Antes de la bendición, don Ángel ha agradecido al medio millar de participantes su asistencia y, de forma especial, a los 45 sacerdotes diocesanos presentes en una “acción de gracias por la vida y legado de quien fue puesto por el Señor al servicio de la Iglesia universal”.

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