Cáritas Diocesana de Huesca ha cambiado de director recientemente. El 6 de marzo, el administrador apostólico de la Diócesis de Huesca, Vicente Jiménez Zamora, nombró a José Antonio Torres Campo como nuevo director de Cáritas Huesca. Un cambio que llega tras la renuncia de Felipe Munuera Gil, quien ha ocupado este cargo durante siete años.
José Antonio Torres es una persona cercana a la Diócesis de Huesca y vinculada al ámbito de la docencia hasta su jubilación en 2023. Su trayectoria profesional la ha desarrollado, fundamentalmente, en el Colegio Santa Rosa – Altoaragón de Huesca, donde ha ejercido como profesor desde 1982, además de otros cargos como director pedagógico de Bachiller (1992- 2020) o director general de este mismo centro (2009-2018).
Ante este reto, se muestra ilusionado y con entusiasmo por participar en la misión caritativo-social de la Iglesia en Huesca, a través de Cáritas Huesca. “Me gustaría poder contagiarme del compromiso, buen hacer y sensibilidad, tanto de las personas que ya son voluntarias como del personal contratado, para llevar a cabo, de la mejor manera posible, este servicio que se me ha encomendado desde nuestra diócesis”, destaca Torres.
El director saliente reconoce que no parece que hubiesen transcurrido siete años desde que inició su andadura. “Este tiempo ha dado para todo, pero me quedo con lo bueno. Toda esta riqueza adquirida en estos años es un don recibido que solo puedo agradecer”, comenta Munuera.
En cuanto al funcionamiento de Cáritas Huesca, Torres confía plenamente en la profesionalidad de las personas trabajadoras y de todas aquellas que hacen posible la actividad diaria. Por ello, insiste en que, por el momento, quiere conocer de primera mano a todas las personas implicadas y los diferentes proyectos de Cáritas Huesca. Subraya que su intención “no es interferir con el buen trabajo que ya se realiza en los diferentes equipos, sino aportar todo aquello que pueda para seguir abriendo camino a la esperanza”.
Cáritas Huesca recuerda que el servicio desinteresado y comprometido de las personas voluntarias, como es el caso del puesto de director, es uno de los pilares que la sostienen y dan esperanza a tantas personas que se encuentran en situación de vulnerabilidad.