Día del Seminario. Carta del obispo de Tarazona

Vicente Rebollo Mozos
14 de marzo de 2025

En este segundo domingo de Cuaresma, domingo de la Transfiguración del Señor, próximo a la fiesta de San José, 19 de marzo, celebramos el día del seminario. Hablar del seminario en nuestra diócesis me genera inquietud y preocupación. Podemos preguntarnos qué celebrar, porque, si bien tenemos un gran seminario, si participamos en el Centro Regional de Estudios Teológicos de Aragón (CRETA), no tenemos seminaristas que resida en nuestro seminario, ni que se esté formando para ser sacerdote en el CRETA.

¿Tiene sentido celebrar este día entre nosotros? Sin duda que sí. La iglesia no puede existir sin sacerdotes. ¿Quién va a administrar los sacramentos, predicar la palabra, guiar al pueblo de Dios, servir desde la caridad, representar a Cristo en medio de nosotros? Necesitamos vocaciones, pero no las encontramos.

El mes pasado celebramos con toda la iglesia española el Congreso de Vocaciones respondiendo a una pregunta “¿para quién soy?” Es una forma de concretar el camino de la identidad de la persona, quién soy yo, se descubre desde el “para quién soy”. Sabemos que somos hijos de Dios, el Señor nos ha llamado a ser sus hijos y a seguirle, pero necesitamos concretar esa vocación planteándonos la pregunta ¿cómo voy a servir desde la Iglesia a mis hermanos?

La vocación al sacerdocio es una manera de servir al Señor. El Señor que quiere a su Iglesia como instrumento de salvación, quiere que en ella haya sacerdotes y, los hay, pero para que los siga habiendo necesitamos vocaciones, niños, jóvenes mayores que descubran que Dios les llama a seguirle, a concretar su vocación a través del servicio ministerial de sacerdocio.

Qué podemos hacer. Podemos caer en la tentación de pensar que, si es Dios el que llama y el que envía, no tenemos mucho más que hacer, esperemos. No es así, todos tenemos mucho que hacer. Cuánta mayor es la necesidad, mayor será el esfuerzo. La esperanza no es pasividad. Podemos acudir a San Ignacio de Loyola, que nos decía. “Haz las cosas como si todo dependiera de ti y confía en Dios como si todo dependiera de Él”.

En el Evangelio de la Transfiguración que hoy se proclama, Jesús quiere anticipar a sus discípulos el momento de su gloria definitiva, cómo confluyen hacia él la ley y los profetas. Él es, el Mesías redentor que nos conducirá a nosotros, a su Iglesia, hasta la vida eterna. Se trata de una llamada a la esperanza, nuestro Maestro guiará su iglesia hasta el final de los tiempos. Y, por tanto, nunca faltarán pastores a su Iglesia.

Para ello, cuenta con nuestro esfuerzo y colaboración, familias, sacerdotes, consagrados, educadores, catequistas, parroquias…, entre todos tenemos que crear una cultura vocacional que permita a los niños y jóvenes plantearse si el Señor los llama a esta vocación concreta, ser sacerdotes.

El lema de este año para el día del seminario es “sembradores de esperanza”. Necesitamos que la virtud de la esperanza llene nuestros corazones de ilusión y también de fortaleza para estimular, acompañar y rezar por las vocaciones que el Señor quiera suscitar.

Pidamos a nuestro Padre que haga germinar la semilla de la vocación sacerdotal en nuestra diócesis.

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