Opinión

Juan Ramón Royo García

San Valero de Zaragoza: historia y culto

28 de enero de 2025

La ciudad y archidiócesis de Zaragoza celebra cada año el 29 de enero a su patrón san Valero. Como sucede con la mayoría de los santos de los primeros siglos, los pocos datos que se sabe de su existencia son suplidos por las tradiciones populares.

San Valero es el primer obispo zaragozano de existencia conocida (es discutible que el cesaraugustano Félix citado por san Cipriano a mediados del siglo III lo fuera). Consta que participó en el concilio de Elvira (Granada), cuya fecha discuten todavía hoy los historiadores y su figura queda asociada a su diácono san Vicente, con el que fue conducido a Valencia; a diferencia de este, que murió mártir el año 304, se supone que fue mando al destierro. La fecha que se da del 29 de enero del año 315 como la de su muerte pertenece exclusivamente a la tradición. El Martirologio Romano actual la sitúa entre el 305/315. La tradición aragonesa la sitúa en Enate (Huesca); también se afirma que sucedió en Anet (Francia).

La tradición le hace tartamudo, razón por la cual se afirma san Vicente predicó en su lugar y se opuso dialécticamente al perseguidor Daciano. Monseñor Victor Saxer en un artículo inédito sobre los relatos de la pasión y traslado de san Vicente escritos por los monjes parisinos de Saint Germain des Prés en el siglo XIX que fue recogido en su monografía sobre el santo diácono (Bruselas, Sociedad de los Bolandistas, 2022, p. 269), alude a que estos monjes, para resaltar al mártir, recogieron y retocaron un episodio narrado por Posidio en su Vida de san Agustín, al referir como el obispo Valerio de Hipona, que era de lengua griega y no dominaba el latín, confió a aquel santo la predicación, cambiado la dificultad lingüística por la tartamudez y cambiando al condición sacerdotal por la diaconal. Se hace eco así de lo afirmado por el sacerdote e historiador francés Louis de Lacquer en un artículo de 1927 sobre San Vicente de Zaragoza (que se puede consultar en //www.persee.fr/doc/rhef_0300-9505_1927_ num_13_60_2438).

Otra tradición le hace también tener por diácono a san Lorenzo y haberse encontrado con san Sixto II, supuesto legado papal en un concilio de Toledo; como resultado de su encuentro, cedió a aquel al papa, que se lo llevó a Roma, quedándose él con san Vicente. Este relato aparece en el poema de Gonzalo de Berceo (siglo XIII) sobre el martirio de san Lorenzo. Es recogido por diferentes autores y negado por el abad Martín Carrillo en su Historia del santo (Zaragoza, 1615). Eco de este supuesto acontecimiento se hacen eco los gozos de Velilla de Cinca, donde, además, se le hace anacrónicamente, arzobispo de Zaragoza

 Ejemplo de los ancianos

Por su santidad y celo,

Arzobispo en Zaragoza

Fue Elegido San Valero.

Apenas lo elige

Con vivas la gente,

Ordena a Lorenzo,

También a Vicente.

A San Lorenzo le dice

El Arzobispo Valero:

Porque del Papa San Sixto

Tú has de ser el tesorero.

Tú también Vicente

has de padecer

En mi compañía:

Muera Lucifer.

 

La fiesta de San Valero, por indulto de la Santa Sede, es día de precepto en la ciudad. Este carácter fue abrogado con la reforma litúrgica de San Pío X (1903-1914) y restablecido algunos años más tarde. Sin embargo, no lo fue para los feligreses de Santa Engracia, parroquia de la diócesis de Huesca, hasta 1946, cuando el obispo Lino Rodrigo, para evitar dudas de los feligreses, se dirigió a la Santa Sede para uniformizar la situación, a lo que accedió la Congregación de Ritos.

Su nombre es citado el 22 de enero como mártir en Valencia junto con san Vicente en el Martirologio Jeronimiano del siglo V y por eso lo es en el Martirologio Romano de 2007. El 29 es reservado en ambos para el segundo obispo de Tréveris. Nuestro patrón desde finales del siglo XVI era mencionado el día 28. En el siglo XIII se celebraba en Rávena a un arzobispo con ese nombre, del siglo IX, según parece por influencia del santo alemán. De ello informa la Bibliotheca Sanctorum de 1969, cuya tercera impresión es de 1998.

El culto al santo reverdeció con el supuesto descubrimiento de sus reliquias en el siglo XI en el castillo de Estada y su traslado a la catedral de Roa. El 20 de octubre de 1121 un brazo fue traído a la Seo de Zaragoza (hasta la reforma litúrgica posterior al Concilio Vaticano II se celebraba la traslación en el calendario diocesano el 20 de octubre) y en 1170 lo fue la cabeza. En la catedral tiene dedicada una capilla y hasta principios del siglo XX tenía su sede una cofradía fundada en su honor. En 1942 se le dedicó  una parroquia con su nombre en el barrio de Las Delicias, donde tuvo su origen el actual Grupo San Valero. En la fecha zaragozana (¿surgida por coincidir con la octava de san Vicente?) lo recogen también los calendarios diocesanos de Zaragoza, Barbastro, Lérida y Valencia. 

En la provincia de Huesca es celebrado en Enate, Estada, Roda y Velilla de Cinca. Da nombre a un despoblado del monasterio ribagorzano de Bisaurri. En la de Zaragoza es celebrado en Ruesca (diócesis de Tarazona), Cariñena y Daroca. En Cariñena se venera un brazo relicario donad por Pedro Cerbuna, entonces prior de la Seo, en 1580. 

En Daroca, según datos del archivo diocesano, su ermita, situada en la colina debajo de San Cristóbal, fue arruinada por los franceses durante la guerra de la Independencia; el único sacerdote que no abandonó la ciudad, Juan José Pablo y Cors trasladó la imagen del santo y la del Santo Cristo a la iglesia parroquial de san Miguel (dejó de serlo en 1902), a la de la Cruz; en 1849 se afirma que la fiesta del santo estaba considerada la segunda de la ciudad, por la solemnidad y concurrencia de fieles de la ciudad y pueblos de alrededor. Su cofradía, instalada en la misma parroquia, en 1854 celebraba numerosa el 28 de enero vísperas y completas solemnes y canto de la salve al anochecer; el día de santo, a las diez de la mañana, había canto de tercia y misa con sermón; además, hacía celebrar otra misa cantada el 2 de febrero, con “entrega de la carta” y misas rezadas el 6 y 22 de enero y 10 y 19 de julio y seis misas rezadas por cada cofrade difunto y tres por sus esposas; los gastos se suplían con la caridad de los fieles y el reparto entre los cofrades

En Teruel destaca desde antiguo Castelnou, como refiere el abad Martín Carrillo, señalando, entre otros datos como Pedro Apaolaza, futuro arzobispo de Zaragoza, antes de ser abad de San Victorián (1612) donó a la iglesia un busto de madera en agradamiento por una curación atribuida al santo. La advocación de la iglesia varía con el tiempo, pues, como señaló el párroco en 1854 quien presidía el altar mayor era la Inmaculada pero era conocida como San Valero; entonces existía una cofradía (que obtuvo un breve de indulgencias de Benedicto XIV) y una capellanía fundada por el ayuntamiento a finales del siglo XVIII para hijos del pueblo, con el cargo de penitenciario y deber de ayudar al rector y celebrar la misa de alba. 

También costa su culto en Alcañiz (es el titular del colegio de los escolapios), Andorra, Bañón, Cañizar del Olivar (en 1854 existía una cofradía de la que se desconocía la época de su fundación; era el patrón y su fiesta, con procesión, la pagaba el ayuntamiento); La Codoñera (con cofradía que en el mismo año estaba compuesta por veinte cofrades), Híjar, Seno y Puebla de Híjar.

En Internet hay noticias de sus gozos citados en Velilla y también en Ruzafa (Valencia).

El nombre del santo no es muy frecuente, pues lo llevan 511 españoles, que tienen 58 años de media, siendo más frecuente en Zaragoza y Teruel. La versión femenina está en vías de extinción, pues solo lo llevan 49 mujeres que lo llevan, con una media de edad de  74 años, en Zaragoza Teruel y Barcelona. Muchísimo más abundante es el apellido, pues lo portan 35.446 españoles como primer apellido, 34.947 como segundo, y 423 con ambos; aparte de Zaragoza y Teruel su presencia aparece en Albacete, Alicante, Soria Cuenca y Valencia.

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