Los catequistas de la Diócesis de Tarazona celebraron ayer, 18 de enero, por la mañana su encuentro diocesano en el Seminario de Tarazona y por la tarde su Jubileo.
El Jubileo tuvo lugar en la Catedral de Ntra. Sra. de la Huerta, templo jubilar. El obispo de Tarazona, Mons. Vicente Rebollo, que también participó en el encuentro, recibió a los catequistas en la puerta de la S. I. Catedral de Tarazona junto a varios sacerdotes, donde les dio la acogida como primer grupo en realizar el Jubileo 2025 en la diócesis. Seguidamente, se entró por la «Puerta del Jubileo» y en procesión por el templo se fue hasta el lugar donde se encuentra la pila de bautismo para renovar las promesas bautismales. Después tuvo lugar la celebración de la eucaristía en la capilla de San Andrés.
Los catequistas dedicaron la mañana a escuchar dos charlas que corrieron a cargo de don Juan Carlos Carvajal, sacerdote y teólogo de la Universidad de San Dámaso.
En la primera el sacerdote se ocupó de la tarea misionera que se les ha encomendado a los catequistas de hacer cristianos y, para ello, les invitó a saber transmitir los contenidos, que vienen dados por Dios, de una manera que sean sentidos por los niños y jóvenes. El catequista «está al servicio de que la palabra de Dios encuentre eco en nuestra vida», les dijo. Para conseguirlo es necesario conocer el significado de los ritos y símbolos para así poderlos sentir. Por tanto, es necesario que los catequistas los conozcan a través de una formación que tiene que ser constante y que se adecúe al cambio de época en el que estamos inmersos.
La segunda charla fue sobre la figura del catequista como alguien que está al servicio de Dios, que es el verdadero pedagogo, y que es la fuente y modelo de la pedagogía de la fe que desarrolla la Iglesia. Al mismo tiempo, el catequista aprende esta pedagogía de su propia experiencia de fe, virtud que nace del encuentro personal con Cristo. El ponente también resaltó la importancia del testimonio del catequista, que tienen que vivir bajo la luz y la gracia del Señor. Asimismo afirmó que los métodos para la catequesis son necesarios, pero son tan solo instrumentos, y definió al catequista como «mediador entre Dios y las personas».