Danos el don de la unidad. Carta del obispo de Tarazona del 19 de enero

Vicente Rebollo Mozos
17 de enero de 2025

Como cada año, del 18 al 25 de enero lo dedicamos a rezar por la unidad de los cristianos. Con qué insistencia rezaba Jesús al Padre antes de la Última Cena pidiendo la unidad de todos los que iban a creer en él “que todos sean uno como tú, Padre en mí y yo en ti, que ellos también sean uno en nosotros para que el mundo crea que tú me has enviado” (Jn 17, 21).

Es un deseo exigente y necesario. Exigente porque el modelo de unidad es la unión que existe entre el Padre y Jesús, perfecta y eterna. Nosotros humanos, ¿podemos conseguirla en su aspecto eterno y divino? Sin duda que no, pero en la medida que nos dejemos guiar por el Espíritu, apoyados en nuestra fe, la podremos conseguir.

La unidad que nos pide Jesús está orientada a fundamentar la fe de los creyentes, debemos ser reflejo de la Santísima Trinidad. Cuando nos centramos en particularismos que generan diferencias y divisiones, no estamos dando testimonio de amor y de unidad que es la esencia de Dios.

Sirva para concienciarnos la frase de San Agustín, “en lo esencial, unidad; en lo dudoso, libertad; en todo, caridad”. La caridad es el motor de la unidad. Crecer en el amor es crecer en la unidad. Tenemos que pedir con fuerza el don de la unidad, la comunión plena entre todos los seguidores de Jesús. Esto es el ecumenismo, la búsqueda de la unidad entre todos los creyentes, la cooperación entre todas las iglesias para alcanzar la comunión. Para ello necesitamos la renovación personal de cada cristiano, buscando lo que nos une, evitando lo que nos separa, desde el diálogo y respeto mutuo.

Tenemos que pedir al Espíritu Santo que suscite y afiance los principios de fraternidad entre todos los seguidores de Jesús.

El lema de este año está sacado del diálogo que mantuvo Jesús con Marta, después de la muerte de su hermano Lázaro. Ante el dolor y la queja de Marta, Jesús se define como la resurrección y la vida, el que cree en Jesús no morirá para siempre. Y le hace una pregunta para interpelar a Marta. ¿Crees esto? A lo que ella responde haciendo una confesión de fe en Jesús como el Mesías. La fe en la resurrección de Cristo nos une a todos sus seguidores independientemente de las confesiones que profesemos. ¿Crees esto? Es la pregunta que nos pone a todos en el camino de la conversión y a partir de ahí, en el de la reconciliación y la unidad.

En este año jubilar en el que nos sentimos peregrinos de la esperanza, se nos invita a descubrir en nuestro interior la llamada a profundizar en la fe como camino hacia la unidad. Son muchos los gestos en favor de la unidad, muchas las oraciones que se elevan pidiéndola especialmente estos ocho días. Necesitamos que nuestro corazón rechace lo que nos separa y abrace con fuerza lo que nos une; creemos en un solo Dios, es lo que nos caracteriza a los creyentes hermanos.

Que el Espíritu Santo nos enriquezca con este don de la unidad.

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